Cambiemos a México

lunes, septiembre 18, 2006

Entregan a Gamboa Junta de Coordinación Política sin voto del PRD.

Emilio Gamboa, fue electo presidente de la Junta de Coordinación de la Cámara de Diputados, al obtener los votos de los líderes de las bancadas del PAN, PT, Convergencia, PVEM, Nueva Alianza y Alternativa.

Andrea Merlos
El Universal

A pesar del voto en abstención del PRD, el priísta Emilio Gamboa fue electo para presidir la Junta de Coordinación Política durante el primer año de la 60 Legislatura, al obtener el voto de los líderes de las bancadas del PAN, PT, Convergencia, PVEM, Nueva Alianza y Alternativa.

El líder de la bancada del PRD, Javier González Garza se abstuvo de votar la presidencia de la Junta de Coordinación Política, sin explicación alguna. Con ello, rompió el acuerdo previo a la instalación de la Legislatura.

La decisión perredista molestó al panista Héctor Larios, quien consideró que la violación del PRD al acuerdo parlamentario es la entrada “al peor de los mundos”.

“Porque ellos dijeron que sí, ellos estuvieron en la negociación y ahora dicen que no, entonces no se cómo le voy a explicar a los panistas que deben votar a favor del PRD cuando les toque la Mesa Directiva de la Cámara, porque entonces nosotros podríamos abstenernos ¿no?”, dijo.

Doble poder

La Jornada
Octavio Rodríguez Araujo

Una cosa es representar a la oposición y otra representar a un gobierno legítimo y popular. La primera, como bien señaló López Obrador el 16 de septiembre, sería aceptar que Felipe Calderón ganó y que se le presenta oposición, como la de un partido que pierde en una elección. Parece un matiz sin importancia, pero no lo es.

Cuando hay una elección unos ganan y otros pierden, así ha sido siempre. Pero si se gana a la mala, violando la legislación vigente, cometiendo fraudes y calificando la elección por consigna y no por razón y objetividad, no hay ganador pero tampoco perdedor. En una elección legal, equitativa y transparente el que gana, aunque sea por un voto, se convierte en gobernante y el que pierde se convierte en oposición. Cuando, por ejemplo, el PAN ganó en 2000 el PRI pasó de partido gobernante por siete décadas a partido de oposición. Ahora no es así. Hay oposición, desde luego, pero no sólo al gobierno de Calderón si logra tomar posesión, sino al proceso que lo ha convertido por ahora en presidente electo espurio.

El matiz introducido por López Obrador es tan fino como efectivo. Se es oposición, sí, pero al mismo tiempo no, pues si se reconoce ser oposición se estaría reconociendo el triunfo de Calderón y se estaría avalando el proceso electoral en su conjunto, incluida su calificación por el tribunal electoral.

No. Lo que se plantea es otra cosa. Habrá, en el peor de los casos, un gobierno espurio y otro legítimo. Dos gobiernos, uno de las instituciones cuyos titulares traicionaron al usarlas en su provecho, torciendo las leyes, y otro que ha sido elegido, sin presiones de ninguna clase, en la convención nacional democrática instalada el 16 de septiembre en el Zócalo de la ciudad de México, con la representación de todas las entidades de la Federación.

Se dirá que no hay modo de saber si la elección de AMLO como presidente legítimo es de veras mayoritaria. La duda está ahí, cierto, pero no menos cierto es que tampoco se sabe si Calderón ganó la elección del 2 de julio. El Instituto Federal Electoral (IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se negaron a que se contaran todos los votos (el IFE sigue negándose con argucias legaloides), y con estas actitudes dejan en el aire la incertidumbre sobre el resultado de los comicios. Lo que sí sabemos es que los aparatos del actual Estado mexicano han querido y quieren imponer al ex candidato del PAN y que hicieron todo lo que pudieron por impedir que AMLO fuera presidente. Pero también sabemos que una amplia representación popular y nacional, por su lado, votó mayoritariamente (no por unanimidad) que el ex jefe del Gobierno del Distrito Federal sea el presidente de México, el legítimo por encarnar la voluntad del pueblo representado en la convención nacional democrática.

La situación no es inédita en la historia de México, pero las analogías no explican nada, sólo ilustran. Estamos en presencia de un doble poder potencial, gracias a la torpeza y a la necedad de quienes encabezan las instituciones de la República. Si las campañas electorales y la elección misma hubieran obedecido a los principios constitucionales de certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad, no estaríamos viviendo la situación de crisis (y esperanza) del momento. El doble poder es resultado de la miopía de quienes actuaron por analogía y no con parámetros de realidad. Pensaron que las cosas serían como en 1988, cuando ante el gran fraude gubernamental, obvio para casi todo mundo, la oposición aceptó ser oposición a secas para reconstruirse y tratar de ganar en elecciones futuras, en lugar de responder ante el fraude con el pueblo burlado. En aquel entonces el líder prefirió la resignación y el reconocimiento de las instituciones, como si éstas fueran entidades abstractas e indeterminadas, y no la lucha por lo que burdamente se le había arrebatado, al líder y al pueblo que lo apoyaba. Pero la historia no se repitió. Ahora hubo y hay un líder que no se dejó y que oyó con cuidado al pueblo que tampoco quiso dejarse y aceptar la imposición. Por esto hay un doble poder, no por analogía, no por imitación, no por capricho, no por afanes protagónicos de nadie. El doble poder, insisto, lo han producido los que no conocen ni asumen la historia de nuestro país ni la fuerza de la voluntad popular. El doble poder, que finalmente se resolverá con la derrota de uno de los dos, es resultado, por un lado, del desprecio al pueblo, y por otro lado de un pueblo y un líder que dijeron "no a la imposición".

Este desprecio al pueblo es típico del pensamiento conservador, de quienes creen que la política es arreglo cupular en salones aislados del ruido. Bajo estas creencias concluyeron, erróneamente, que un líder es por definición un manipulador de masas (que los hay y los ha habido) y no la persona que esperaban millones de mexicanos hartos de que les vean la cara y les den atole con el dedo. Un verdadero líder, para serlo, tiene que ser no sólo apoyado sino creíble para quienes lo apoyan. Un verdadero líder es el que marca la agenda política y social de un país. Un verdadero líder es el que, aunque no quieran, deviene referente ineludible hasta de sus enemigos, como ha ocurrido desde hace más de dos años entre la gente del poder. Esto es un líder, y porque es un líder reconocido, es que ha sido elegido presidente legítimo del país.

El pueblo tiene la palabra y llegará hasta donde quiera, con un líder que reiteradamente ha dicho que no lo traicionará, que no se venderá y que no será víctima del temor o la cobardía.

A dónde vamos

El Universal
Ifigenia Martínez
18 de septiembre de 2006

La reciente imposición de la corriente de derecha que desde hace un cuarto de siglo domina el gobierno de México, representada ahora por el PAN y un fuerte sector corporativo del PRI, está en vísperas de, por cuarta ocasión, ocupar la Presidencia de la República. En forma alternativa, desde 1988 ha surgido una corriente opositora de izquierda que se ha ido fortaleciendo y todo parece indicar que en 2006 ganó la Presidencia del país, sin haber obtenido otra vez reconocimiento institucional.

En estas circunstancias, y ahora más que en otras ocasiones, la situación política se perfila como la de dos fuerzas cuya confrontación puede desembocar en un conflicto permanente que impida la gobernabilidad o, en forma alternativa el nuevo Frente Amplio Progresista recién formado utilizando los instrumentos de la representación democrática y de la presión popular, conduzca si bien lentamente y con dificultades, hacia un país con un desarrollo económico y social más equitativo.

La posibilidad de utilizar una posición de fuerza para combatir la injusta situación en la que la política neoliberal ha situado al país -y en especial a las clases campesina y laboral-, y de presionar aun con dificultades, hacia mejores horizontes, se facilita con la formación del Frente Amplio que incluye no sólo a los partido políticos de la coalición Por el Bien de Todos, a sus miembros en el Poder Legislativo federal y estatales, a los representantes de sus gobiernos y a numerosas organizaciones sociales que se quieran sumar como tales, y desde luego a las personas que sin pertenecer a ningún partido o grupo formal deseen incorporarse a este movimiento.

¿Para qué nos vamos a reunir y con qué fines? No sólo se trata de manifestar la insatisfacción y descontento por el actual estado de cosas en materia política, económica y social y nuestro disminuido prestigio en el ámbito internacional, sino de precisar la clase de país que queremos y por el que vamos a luchar.

Para tratarse en la Convención Nacional Democrática se han señalado cinco temas: combate a la pobreza y a la desigualdad; defensa del patrimonio nacional; derecho a la información; combate a la corrupción y a la impunidad; y renovación radical de las instituciones. Considero que sin la renovación institucional no es posible conseguir los otro cuatro y que es pertinente reformular los objetivos en seis líneas estratégicas con objeto de facilitar la comprensión de los cambios institucionales requeridos.

I. Defensa del patrimonio nacional incluye asegurar la productividad de la tierra, del mar territorial, del agua, los bosques, los hidrocarburos y otros recursos naturales mediante un aprovechamiento racional técnico y científico.

II. Protección de la población, en primer lugar con el derecho a la alimentación (básica) y muy en especial del cultivo del maíz ante la amenaza de la apertura pendiente del TLCAN, teniendo presente que la alimentación no sólo es ingesta sino es cultura vinculada al desarrollo rural sustentable.

III. Educación y cultura. Se trata del primer derecho social catalogado como universal, obligatorio y gratuito desde la segunda mitad del siglo XIX, y que debe ser incluyente y de calidad, y que en la actualidad abarca a la infancia y la juventud, en especial ante el escandaloso rezago en que nos han colocado los gobiernos neoliberales. En este objetivo se incluye el derecho a la información por formar parte y ser indicativo de la educación y cultura democrática de una sociedad.

IV. Derecho al empleo. Se trata de una categoría que debe analizarse en toda su complejidad, pues está asociada con el incremento del ingreso nacional y de la riqueza que necesariamente incorpora a la acumulación de capital y al progreso tecnológico y científico (know how), y con cuya adecuada legislación e instrumentación se financian complementariamente los derechos de salud, pensiones y vivienda.

V. Establecer un sistema de planeación democrática del desarrollo regional que permita incorporar el esfuerzo de todos los niveles de gobierno, de las corporaciones privadas, tanto de empresarios como de trabadores, campesinos, y otros; es decir, volver operativo el sistema de economía mixta (contemplado en la Constitución) que señale las atribuciones y áreas que corresponde manejar al Estado y al mercado regulado.

VI. Un elemento indispensable en este esquema son las instituciones e instrumentos para financiar y ordenar el desarrollo, de los cuales el principal lo constituyen los recursos, instrumentos y regulaciones de la hacienda pública con el manejo de los poderosos instrumentos de ingreso, gasto y deuda, y la regulación a su cargo de las instituciones financieras, pues el crédito es un servicio público (canaliza recursos excedentes de los ahorradores a los inversionistas mediante un precio, la tasa de interés).

Son tareas de largo alcance pero que deben abordarse con sentido de urgencia. Tal es el tamaño del esfuerzo que compromete al Frente Amplio Progresista en la lucha por la democracia, el bienestar y la igualdad que demandan en la hora actual los mexicanos.

Directora del Instituto Nacional de Formación Política del PRD

Convención se escribe con R

La Jornada
Víctor M. Quintana S.

La verdad ha sido gravemente oscurecida y se le quiere reducir a cenizas; la impunidad, favorecida con el resolutivo del TEPJF. Se proclama un presidente electo a pesar de las irregularidades reconocidas y destacadas por el propio tribunal. Se da un portazo a la demanda básica de certidumbre, al recuento voto por voto, casilla por casilla.

El rescate de la verdad, el fin de la impunidad de Estado son dos de los objetivos básicos de la convención nacional democrática. Esta ha venido siendo, desde hace unas semanas, un formidable proceso de deliberación ciudadana, efectivo en miles de asambleas en todo el país. El 16 de septiembre sólo fue el fin de una etapa pero también el inicio de todo un proceso democrático, participativo, nacional, incluyente, popular. Por lo menos cinco grandes tareas debe realizar a partir de ahí la convención:

Resistir: a fuerza de repetirla, pretenden hacer verdad la mentira del triunfo del PAN. Por eso, la resistencia debe seguir. Resistencia y verdad están indefectiblemente unidas en el concepto gandhiano de satyagraha. Resistir es apegarse a la verdad, recordar en todo momento que ésta fue traicionada. Hay que inventar nuevas formas de resistencia; diversificar y ampliar la desobediencia civil; poner sus acciones al alcance de todos. Hacerla constante, pero evitando el desgaste. La verdad perseguirá al electo y a su gabinete por donde quiera que vayan.

Radicalizar: no quiere decir esto acudir a la violencia, sino aplicar de raíz la democracia que ha sido traicionada. Si la transición se revirtió, la única medicina es construir la democracia radical. Abrir en toda la patria miles de micro, meso y macroespacios públicos, donde los ciudadanos y las ciudadanas se reúnan, cuestionen, discutan, debatan, exijan cuentas, propongan. Operar las figuras de la democracia directa y exigir que se plasmen en los cuerpos jurídicos. Hacer de la participación de todas y de todos la práctica común y cotidiana. Si a la mala ganaron el gobierno, con acciones radicales hay que ganar la sociedad.

Refundar: las instituciones mostraron su envés clasista, que no funcionan a beneficio de las mayorías. La república se ha privatizado. Se ha gobernado para imponer un capitalismo de compadres, representado por el oligopolio de las empresas más beneficiadas. Por eso es urgente volver a hacer pública la República. Esto es, refundarla. Reconstruirla desde sus propias bases de soberanía popular y equilibrio de poderes. Recrear todo su entramado institucional para que funcione para el bien de todos. Esto implica un nuevo constituyente. Una nueva constitución que funde una república de igualdad, de participación, de diferencia, de libertad.

Rescatar: el patrimonio social y natural del país o cayó o está cayendo en manos de unos cuantos. Las instituciones públicas, cristalización de largas luchas y largos trabajos de generaciones para hacer efectivos los derechos de todos, están peligrando: educación pública, seguridad social. Los recursos naturales, como el agua, se están concentrando en pocas manos. Hasta nuestras semillas nativas se ven amenazadas por la autorización federal de siembra de transgénicos. La convención nacional democrática se contempla así como una gigantesca misión de rescate de los bienes públicos de este país. Como una gran tarea de propuestas creativas de manejo social y preservación de los mismos.

Reunir: tal vez sea la menos espectacular de las tareas, pero la más básica para realizar las demás. La CND debe escapar a la maldición de erosión de los movimientos sociales, al desgaste de los momentos carismáticos. Debe ser una tarea paciente, pedagógica casi, de convocar, de invitar a los de afuera y a conservar a los de adentro. De convencer más que de asustar. De incluir. De dar espacio a las diferencias. Debe convertirse en el espacio más formidable de participación ciudadana que este país haya visto.

Una anotación final: ¿dónde queda el PRD en este contexto? No en los conceptos leninistas de vanguardia esclarecida o dirección del movimiento de masas. Todo lo contrario: debe ser la herramienta de un movimiento que, si bien se plantea seguir ganando elecciones, sus tareas van mucho más allá de lo electoral y lo parlamentario. Perredizar la convención sería electoralizarla y trasladar ahí las luchas de las tribus. Convencionalizar no sólo al PRD, sino a todo el país será construir una vasta convergencia de fuerzas políticas y sociales en este país para refundar la República y construir la democracia radical en la resistencia.

República y diversidad

Neil Harvey

Frente a la crisis del actual sistema político, Andrés Manuel López Obrador ha propuesto un movimiento para refundar la República. Con ello, no se aparta del constitucionalismo como el principio básico del Estado democrático, sino que lamenta su corrupción y busca limpiarlo y renovarlo.

Por su parte, el gobierno y sus simpatizantes defienden el desempeño de las instituciones, como si no hubiera problemas serios en la actuación gubernamental y que todas las críticas representaran un desafío peligroso a la institucionalidad republicana. Pero hay que recordar que la defensa del voto, al igual que muchos otros reclamos contra la impunidad y la violencia estatal (como en Chiapas, Ciudad Juárez, Atenco y Oaxaca) son demandas dirigidas hacia las instituciones para que hagan valer los derechos constitucionales.

Sin embargo, la crisis poselectoral ha sido interpretada de una forma preocupante por algunos defensores de la institucionalidad. Volcados en contra de la figura de AMLO, sus críticos pierden de vista la responsabilidad de las mismas instituciones por la situación actual. Cabe preguntarse: ¿por qué la ciudadanía tiene que aceptar un resultado que no permite tener confianza en el desempeño de las instituciones electorales? Si la situación no es exactamente igual a la de 1988, cuando Salinas tuvo que buscar la legitimidad después de las elecciones porque no la obtuvo en las urnas, hay una similitud preocupante en el sentido de que el resultado puede otorgar el poder pero no la certeza de un proceso justo. Ante esta situación, resulta muy simplista responsabilizar al supuesto mesianismo de un candidato o echar la culpa a los millones de ciudadanos y ciudadanas que han decidido manifestarse pacíficamente en las calles de la capital. Existe entonces el peligro de que la defensa a ultranza de las instituciones se convierta ante los ojos de gran parte de la población no en la defensa de la democracia sino en la defensa del poder.

El constitucionalismo puede servir a ambos proyectos, pero es el segundo que termina despojándolo de su legitimidad popular.

La convención nacional democrática abre nuevas posibilidades para construir una democracia más incluyente, creativa e innovadora. Como señalan González Casanova, López y Rivas y Hernández Navarro ('La gran mentira y las alternativas de un México democrático', La Jornada, 16 de septiembre), existe el reto de avanzar en la formación de una democracia de las autonomías, fincada en el respeto a las diferentes formas de organización social y en su coordinación en escalas locales, nacionales y globales.

Algunos polítologos dicen que un país necesita dos procesos electorales competitivos y libres consecutivos antes de ser considerado con una democracia consolidada. Si es así, la larga transición mexicana ha quedado truncada. En este contexto, la refundación democrática tendrá que incluir a nuevos actores, demandas y estrategias en una nueva relacion solidaria entre múltiples organizaciones e individuos. Para construir esta relación social podemos aprender mucho de las experiencias de los movimientos de las mujeres, los pueblos indígenas y los trabajadores migrantes en la búsqueda de nuevas formas de articular la diversidad en proyectos comunes. Estos movimientos expresan una pluralidad de demandas y aspiraciones que resisten no sólo la mentira y la imposición sino también la homogenización. En este contexto, hace falta repensar el constitucionalismo para que responda a las condiciones actuales de sociedades desiguales, diversas y globalizadas.

nharvey@nmsu.edu

Septiembre movido

La Jornada
León Bendesky

Deberíamos tener un Balzac que, con esa precisión y esa manera de aproximarse a los personajes, las situaciones y las formas sociales prevalecientes, plasmara lo que pasa ahora en el país. Podría, sin duda, ofrecer un relato magnífico de la situación política actual, con sus enormes pequeñeces y sus pequeñas grandezas.

No es demasiado difícil imaginar los pasajes que podría dedicar un autor de esa talla a la manera en que se ha conformado el Congreso, donde el PRI, que no puede sacudirse sus pesadas cargas históricas, sigue siendo un pesado lastre. Sería como un platillo servido en bandeja de plata la conversación telefónica que se difundió entre el diputado Gamboa, ahora jefe de la bancada de ese partido en la Cámara, y Nacif, el poderoso empresario textil poblano.

No tuvo desperdicio en forma ni contenido. Se trataba nada menos del impulso de una ley, la de juegos, en la que hay de por medio cantidades millonarias de dinero. Se dejaba abierta la puerta para otro tipo de cuestiones y relaciones en la que se sabe que está involucrado ese inefable personaje mezclillero.

Las negaciones del legislador sólo consiguieron exhibir más todo ese bochornoso asunto que, como ciudadanos, nos deja bastante desprotegidos ante la impunidad, el descrédito y la falta de vergüenza.

El PRI, que estaba tan bien dispuesto a negociar con el PAN para llegar a acuerdos en la cámara, prácticamente lo que esos fueran, verá devaluada su mercancía de cambio, lo que puede significar, no obstante, un costo muy grande para la sociedad en materia de las leyes que se aprueben en esta legislatura. Ya hay muestra de eso en las adecuaciones que se hicieron a la ley para asegurar la operación interna a modo de los interesados.

En el país en donde nada pasa y reina la concordia por decreto oficial, ocurren muchas cosas más de las que admite o puede ver el gobierno en turno. Así, el dilema planteado por las fiestas patrias se fue desarmando y se evitó una nueva expresión del conflicto político abierto en el país. Primero se convino en realizar el desfile militar por su ruta usual en el centro de la ciudad de México; las calles y avenidas que estaban ocupadas desde hace semanas por el plantón ya se despejaron.

Luego se desarticuló el trance planteado por la ceremonia del Grito de Independencia. Ni el presidente Fox, ni López Obrador lanzaron las loas a la libertad que corresponde hacer cada año en esa noche, y fue Alejandro Encinas, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, quien lo hizo, frente a una plaza pletórica y de ánimo contestatario.

El presidente Fox se fue a Dolores, en su acolchonado Guanajuato, a dar el grito. Según el secretario de Gobernación, Abascal, eso respondía a una intención de evitar las fricciones y abrir espacio al diálogo en esa inconmovible vocación democrática de su jefe. No coincidía esa interpretación con la del vocero presidencial, el señor Aguilar, que dijo, en cambio, que había indicios derivados de ''información de inteligencia'' en el sentido de que grupos minoritarios pudiesen ''matar ciudadanos'' que asistieran al Zócalo.

Del vocero ya se sabe y se dice mucho, pero sea lo que sea, representa al Presidente de manera pública, y la discrepancia de sus declaraciones con las de Abascal no es un asunto menor. Además, Aguilar pudo haber infringido la ley que manda a los funcionarios públicos a denunciar cualquier intento de delito del que tengan conocimiento. Sólo cabe ver en la vocería presidencial una gran falta de responsabilidad y tino.

El caso es que el presidente Fox no estuvo en el Zócalo como le correspondía, y esa es una de las imágenes más representativas del final de su gobierno. Hay ausencias que no se notan, otras que matan. Si fue prudencia lo que motivó su ida a Dolores qué bueno, pero el caso es que él y su presidente electo están prácticamente a salto de mata todo el tiempo y todas partes, y más protegidos que nunca por los soldados y la policía.

Encinas, en un intento de generar alguna concordia, se refería al problema que había suscitado la polémica del acto del Grito como un asunto de ciencia política y no de física. Eso puede ser cierto, tiene sin duda esa veta y habría que ir reivindicando aunque sea un poco el quehacer político como él mismo ha hecho.

Pero la física no puede relegarse al gusto de ningún observador, y si un lugar no es ocupado por un cuerpo, es decir, la figura del Presidente en este caso, entonces lo llena otro, en este caso también, la oposición al presidente aun cuando López Obrador no haya estado físicamente como protagonista.

Aún falta mucho tiempo para que termine este gobierno y tome posesión el siguiente, y no queda claro en qué condiciones eso va a ocurrir; y el entorno, aunque está definido legalmente, no lo está en términos de ambiente social y de la exigencia de lo que se acepta como legítimo. Habrá que observar cómo se van conformando las fuerzas políticas y, sobre todo, cómo se organizan los movimientos que van surgiendo de la sociedad.

leon@jornada.com.mx

Quedó demostrado el cerco informativo de la televisión

Se inician los trabajos de comunicadores en resistencia

La actriz Jesusa Rodríguez llama a expropiar ese medio


KARINA AVILES

En lo que fue el nacimiento de los trabajos de los comunicadores en resistencia, que se proponen restaurar una información veraz y libre de los intereses de la oligarquía, Jesusa Rodríguez, integrante del movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, destacó que la prueba más evidente del cerco informativo fue la cerrazón de las televisoras para difundir tanto el Grito que el 15 de septiembre dieron miles de personas en el Zócalo de la ciudad de México en contra del fraude electoral, como la realización de la convención nacional democrática (CND) en la misma plaza, donde se eligió al tabasqueño como ''presidente legítimo'' de México.

Por ello, manifestó, uno de los objetivos más urgentes que tendría que plan-tearse el pueblo es la ''expropiación de la televisión'', pues no basta con detener la privatización del petróleo y de la energía eléctrica, después de constatar -como ocurrió el pasado fin de semana- el cerco informativo de las televisoras que suponen, en ''su mundo imaginario'', que pueden borrar a miles de personas que salieron a las calles a manifestarse.

En el encuentro de comunicadores en resistencia, que contó con una numerosa participación, los asistentes -desde jóvenes cineastas hasta miembros de los pueblos indígenas- de inmediato se hicieron propuestas para hacer valer la voz de quienes apoyan el movimiento de resistencia civil pacífica encabezado por López Obrador.

Algunos propusieron la creación de una radio a nivel nacional; otros plantearon hacer proyectos para obtener una señal de televisión en la capital del país, así como documentar los actos de resistencia y establecer lazos de comunicación con las comunidades culturales.

María de los Angeles Huerta del Río, una de las organizadoras, explicó que el objetivo de esta iniciativa es restaurar la ''comunicación de la República'', que ha sido quebrantada, porque para la mayoría de los medios la verdad ''es la que menos importa''.

Señaló que la ofensiva mediática organizada por la oligarquía mexicana, en connivencia con las grandes empresas de difusión -tanto impresa como electrónica-, ha impulsado un operativo para ''sepultar las esperanzas, para convencer a millones de que hay que ajustarse'' al estado de cosas prevaleciente, bajo el supuesto de que impulsar un cambio es una ''locura''.
Así, añadió, la oligarquía de los dueños del dinero no ha reparado en gastos para ''ocultar, deformar, empequeñecer'' el movimiento social en contra del fraude y la usurpación.

Cobijada con los aplausos del público, Jesusa Rodríguez, integrante de las comisiones de política nacional y de resistencia civil de la CND, manifestó que si realmente se busca una revolución cultural y política sería ''inconcebible no pensar en que la televisión tiene que ser el primer objetivo de este movimiento, en el sentido de recuperar el espacio radioeléctrico, que es patrimonio de la nación y que hace más de 60 años está en manos de particulares que han pervertido este instrumento''.

Y manifestó que uno de los boicots más importantes a impulsar es que la población se abstenga de ver telenovelas. Pero paralelamente, añadió, es necesario caminar hacia el primero de diciembre para impedir -mediante propuestas creativas- que Felipe Calderón Hinojosa ''se siente en la silla''.

Manifestó que aun cuando intelectuales como Luis Villoro, o políticos como Cuahtémoc Cárdenas, opinen que la postura de la CND y de Andrés Manuel López Obrador es equivocada, ''nosotros pensamos que la verdadera ruptura del marco constitucional la dio el fraude.
Entonces, ¿de dónde puede plantearse de pronto Luis Villoro que nombrado Andrés Manuel López Obrador presidente en rebeldía rompe el marco constitucional? Estamos hablando de que se robaron una elección y es evidente. Ya no pueden decir que no hubo fraude, aun cuando Carlos Fuentes lo diga. Yo creo que el problema que estamos viviendo, y el más claro, es éste: los intelectuales como Fuentes o Villoro se han quedado en su casa, no están viendo lo que está ocurriendo en las calles y no están viendo que antes de que se mencionara la opción de Andrés Manuel López Obrador como presidente (en la CND) la gente ya lo había decidido. Es decir, antes de mencionar la opción de coordinador de la resistencia, la gente ya había votado por unanimidad y por aclamación''.

Los asistentes al foro se organizaron en ocho comisiones, entre ellas de producción y estrategias de difusión de contenidos; de enlace y coordinación con organizaciones; de medios alternativos, para aterrizar los diversos planteamientos y empezar a conformar un plan de acción para atenuar el cerco informativo impuesto por los empresarios de la comunicación.

¿QUIÉN EJERCE EL PODER?

ÍNDICE POLÍTICO
FRANCISCO RODRÍGUEZ

("Cambiar la sede del Grito de Independencia, reitera la convicción del Presidente Fox de que no hay democracia verdadera sin el respeto, el diálogo y el acuerdo ante las diferencias."

Carlos María Abascal,
Secretario de Gobernación)


ALGUNA DEFINICIÓN DE poder señala que éste se basa en el hecho de encontrarse en una posición de control sobre los acontecimientos. A veces, el poder puede ser entendido como prestigio o sinónimo de status socioeconómico, basado en indicadores tales como la educación y formación, la ocupación, los ingresos o el ingreso per capita, el área de residencia, la indumentaria, etc.

Sociológicamente, poder indica la posibilidad de imponer la propia voluntad, frente a oposiciones y resistencias, dentro de unas relaciones sociales, sea cual fuere la base de esta posibilidad.

Para la subdisciplina de la sociopsicología el poder designa a aquellas relaciones interpersonales en las que algunas personas determinan en parte la conducta, las actitudes, las convicciones, etc., de otras personas.

La palabra poder puede remitirnos a numerosos conceptos en función de nuestra experiencia social y política. Poder es sinónimo de autoridad, control, fuerza, influencia, dominio, entre otros.

Cualquiera que sea el poder ejercido en cualquier situación, éste se hace presente a través de las sanciones, las amenazas, la apropiación de bienes, el deterioro deliberado del medioambiente, la persuasión, los desfiles militares…

El poder, como el éxito, es una necesidad social que impele a ascender al más alto grado posible en la jerarquía del grupo en que vive el sujeto, a asegurarse un prestigio mayor que los demás, a alcanzar posiciones que permitan dominar sobre muchos medios o muchos hombres.

Esta necesidad es evidente en las personas que asumen voluntariamente las funciones de jefe en grupos en cuyo funcionamiento no se prevé una elección regular de superior. Estos jefes resultan ser de ordinario más agresivos, dominadores y opresores que los elegidos regularmente como dirigentes. Tienen una verdadera hambre de poder que les impele o incita a ejercer las funciones de guía de los demás.

Por ello es que el individuo con un alto índice de poder es objeto de una mayor adhesión por parte de los restantes miembros del grupo y recibe de ellos menos incitaciones. Sus compañeros tienden fácilmente a imitarle.

El poder surge como motivo adquirido social y psicológico. En su aspecto social, el poder se convierte en capacidad de control y en un potente incentivo en el hombre que aspira continuamente a conseguir cada vez más dominio sobre los demás.

En su aspecto psicológico es un deseo inconsciente de supervivencia, de protección y mantenimiento de la unidad de la especie o grupo poderoso.

Habría que señalar, finalmente, que el poder puede generar una violencia agresiva o una frustración. Tanto la primera como la segunda, son producidas por la no satisfacción del poder en su sentido más justo, entendido como probidad u honradez, prudencia, equidad, etc.

Por eso vale preguntar, hoy y aquí, ¿quién ejerce el poder?

Nadie me vaya a decir que es un señor que abandona la plaza, u otro que intenta entrar a hurtadillas a ella.

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QUÉ HACER.

Escrito por Conrado Farías Segundo.

El marco constitucional legaliza un movimiento civil mexicano para cambiar a su presidente electo. Un presidente en funciones sigue siendo un presidente electo, pero además es presidente nombrado una vez que se le coloca la banda presidencial y ya no se le cita como presidente electo, porque la denominación de Presidente de la República es un nombramiento obviamente de mayor jerarquía. Pero sigue siendo presidente gracias a que el pueblo lo eligió. Y como es elegido por el pueblo, constitucionalmente puede ser destituido por ese mismo pueblo. Y la persona que ocupa el cargo no debería de oponer más resistencia que la que marca también la ley. Es así como un país puede vivir en armonía previendo las fallas humanas con leyes que han cuidado dejar en manos del pueblo tanto la elección como la destitución. Esos son los momentos cumbres del pensamiento político. Esos resultados del trabajo de toda la humanidad en su conjunto, son los que echa por tierra la maldad del ser humano. La ambición también juega y la historia de la humanidad se desarrolla en una lucha entre la ambición y el buen pensamiento. Es la ambición por la que el hombre malo miente, se asocia y asesina. Se apodera de la riqueza ajena o de la riqueza sin dueño que está ahí en algún lugar para que los hombres buenos la disfruten todos trabajando en armonía. Carlos Mari le dio un manejo formal y especificó que es la división de clases sociales la causa de la lucha a muerte. Si se permite ser simplista para facilitar la exposición, la lucha es del rico contra el pobre. Sí. No es de pobres contra ricos, porque no es el pobre el que se la pasa buscando camorra, por la sencilla razón de que el rico no le deja ni tiempo ni espacio ni herramientas ni pensamiento para hacerlo. Si por los ricos fuera, la humanidad toda estaría viviendo con un 95 por agencias como esclavos y con el resto como amos y señores de vidas y haciendas. Hay grandes pensadores que juran que al final del cuento, todos seremos felices, porque es lógico que se imponga el bien sobre el mal y que los depredadores de su misma raza, llegarán a entender que la armonía se consigue sólo con la equidad. Pero Adolfo Sánchez Vázquez no. Él dice que si la gente buena se descuida, la historia de la humanidad va a ser una curva senoidal. Que unas veces y en algunos lugares del planeta, la gente va a estar viviendo en armonía un tiempo y otro en guerra. Se entiende que hay un lapso en el que la vida de las personas transcurre cargando toda la tristeza del mundo. Como los momentos que han vivido y están viviendo tantos países, aunque no estén en guerra. Pero también hay pensadores que dicen y demuestran que aun cuando no se está dando un enfrentamiento armado entre un gobierno y un pueblo, un país está en guerra si se cuenta el número de personas que mueren por causas de inequidad. Como es la muerte por enfermedades curables, por hambre, por violencia y por ignorancia. Y que también se pude considerar que un país está en guerra si su pueblo está siendo saqueado y limitado en sus libertades básicas. Pero es una guerra a la que se le ha llamado de baja intensidad y que bien se le puede llamar la guerra hipócrita del rico contra el pobre. En donde ya es cotidiano que el poderoso se pasee por las calles rodeado de guaruras para que la gente le deje el paso libre, viva en fraccionamientos exclusivos con ojos humanos y electrónicos para cuidar su sueño y después de golpear, violar y asesinar (¿Verdad, Atenco?), meta a la cárcel si no exactamente al golpeado, a la violada y al cadáver del asesinado, sí a sus familiares y a todo el que se le antoje. Pero el rico tiene una buena coartada y se cuelga de ella como un cirquero que presume ante su público las suertes que sabe hacer en los aires. Es la democracia ese trapecio del que se cuelgan los poderosos y que tiene la propiedad de que cuando la pronuncian con tanta desvergüenza como lo hace el presidente espurio de Estados Unidos, hace que de asco el que la pronuncia. Misma sensación causó Fox en Guanajuato, cuando con toda desfachatez gritó ‘‘ ¡viva nuestra democracia!” entre otros dos gritos con el mismo contenido hipócrita, después del robo que llevó a cabo de las elecciones presidenciales mexicanas. Así es. El único baluarte que le quedaba a la hipócrita clase depredadora del país y que el PRI supo exhibirlo con la maestría que adquiere el maleante experto, Fox lo echó a perder y ahora el mexicano recuenta que Salinas fue espurio, porque le robó las urnas a Cárdenas, que Fox fue espurio porque uso dinero ilegal en su campaña y que Calderón sería un Presidente espurio, porque entre muchas otras trampas, otra vez Fox usa dinero en forma ilegal y tuerce las leyes, para sentarlo en la silla presidencial. A la única coartada de sus crímenes, Fox la dejó sin argumentos ¿qué hacer? Pues usar la ley. Pero también el entusiasmo y la fe. Fe en que el camino de la legalidad y el trabajo en forma pacífica deben lograr que México sea un país en el que se respeta el voto del pueblo. Cuauhtémoc Cárdenas tuvo esa oportunidad histórica y no la aprovechó. Él pudo convocar al pueblo a luchar con la ley en la mano y en forma pacífica, como lo está haciendo López Obrador y no lo hizo. Se debe decir que si fuera Cuauhtémoc Cárdenas el que convocara, sería lo mismo. O si fuera cualquier ciudadano por el que votamos y al que se le robaron sus votos. Igual nos estaríamos preguntando qué hacer. Pero además, es claro que Calderón va a seguir los pasos de Fox. El espanto es doble. Por un lado, tendremos, si no luchamos, un presidente espurio, por otro, ese presidente está diciendo que va a seguir los pasos de Fox. Casi nada. Está anunciando el saqueo. Está anunciando que el rico seguirá en guerra contra el pobre; que nuestro presidente será un vasallo del imperio gringo; que nos seguiremos alejando de nuestros hermanos de Latinoamérica; que los indígenas de todo México, se olviden de sus sueños de justicia; que el desempleo crecerá, que nos olvidemos de cancelar el Fobaropoa-IPAB; que el Presidente de México le seguirá besando la mano al Papa. Que los atencos se van a multiplicar. ¿Qué hacer para que no nos revienten el resorte de tanto estirarlo? Ya se dijo. Luchar con la ley en la mano, en forma pacífica, con entusiasmo y con fe. López Obrador puede hacerlo si se ve en el espejo de Juárez y aunque no se logre la destitución, como logró Juárez la ejecución de Maximiliano, López Obrador puede mover al pueblo todo el sexenio para que Calderón no lleve a cabo la depredación que Fox le puso de ejemplo. Cada trampa de Calderón, López Obrador puede denunciarla y convocar al pueblo para evitarla. Pero la destitución sí es posible, legal y justa. Todos podemos participar en la medida de nuestras posibilidades para lograrlo.

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Nueva etapa: crear la Cuarta República de México

Escrito por Julio Pomar

Empezó y terminó el mismo sábado 16 de septiembre, aniversario patrio, la Convención Nacional Democrática (CND) convocada por el obradorismo y las fuerzas populares de la izquierda y centro-izquierda de México que repudian el fraude electoral del 2 de julio y la imposición del panista Felipe Calderón como presidente electo. Con la creación de la CND se cerró la etapa propiamente poselectoral y se abre una nueva con horizontes de gran aliento político, pero con incertidumbre que por hoy son motivo de agudas diferencias y hasta zozobras. Por lo pronto, la CND definió a Andrés Manuel López Obrador como “presidente legítimo” de México, que se opondrá al “presidente impuesto” y “espurio”, Felipe Calderón Hinojosa, y a sus determinaciones.

Nadie duda de la gravedad de la crisis política a la que el fraude oficial y derechista del 2 de julio ha sumido a México. Han provocado ellos --no la izquierda-- un país bicéfalo. Pero mientras la derecha está gritando --aunque no se lo crea-- que la definición de López Obrador como presidente legítimo y con ello la erección de un gobierno alterno, es sólo una “vacilada”, una tomadura de pelo, algunos personeros antes identificados en la izquierda, como el novelista Carlos Fuentes y Cuauhtémoc Cárdenas, señalan que ese es un “craso error”. No es caso tan grave el del escritor Carlos Fuentes, pues hace rato que se ha alejado de la política, aunque opine seguidamente sobre esta materia, y no tiene una participación protagónica directa en ella. Naturalmente, muy en su derecho de afirmar que el 2 de julio “no hubo ningún fraude”. Cosa distinta es que tenga razón o exprese la verdad.

Lo grave es la actitud de Cuauhtémoc Cárdenas, quien respondió a un comentario de la escritora Elena Poniatowska con una larga carta en que establece sus diferencias con Andrés Manuel López Obrador. Ella, la señora Poniatowska, declaró el 9 de septiembre que si el subcomandante Marcos, Cárdenas y Patricia Mercado (la candidata por el Partido Alternativa Socialdemócrata) “se hubieran sumado, si no se hubieran echado para atrás, no habría la menor duda del triunfo de López Obrador, pero no lo hicieron por envidia”. En su larga carta de respuesta, Cárdenas aprovecha la ocasión para exponer una serie de razones y cuestionamientos a la campaña de López Obrador, alguno que otro justificado y real, pero en ella campea, más que envidia, resentimiento, resquemor. Algo equivalente a decir: ¿Cómo al “líder moral” del PRD se le tilda de envidioso o se le acusa de haberse “echado para atrás”? ¿Cómo a mí, que soy personificación de la lucha por la democracia, se me acusa de echarme para atrás?

Pero lo que en su dilatado texto don Cuauhtémoc Cárdenas no menciona, ni como referencia ni de pasada, es su actitud ante el robo electoral que la izquierda sufrió en 1988, cuando él encabezó el Frente Democrático Nacional que lo postuló. Ni que ante el fraude él mismo desmovilizó a sus huestes sin hacer virtualmente nada para la lucha por la democracia y que eso permitió la llegada impune de Carlos Salinas de Gortari a la presidencia, quien operó la etapa más negra de la regresión histórica contemporánea de México. Su justificación en esos días fue que no quiso ensangrentar al país.

O sea, a Cárdenas, y con él al pueblo que lo siguió, en 1988 le robaron la elección de la manera más crasa y grosera, y él quedó como mártir de la democracia y aunque protestó, no hizo nada importante para repudiar --ya no digamos revertir-- ese fraude. Pero ahora, en el 2006, sí acepta que le roben la elección a López Obrador y otra vez a la izquierda y al pueblo, y considera “craso error” crear un gobierno alterno contra el fraude. Contendió en dos ocasiones más para la presidencia y ambas las perdió (primero con Zedillo en 1994 y después con Fox en el 2000), ahora sí con evidencia, aunque no dejo de haber trucos fraudulentos en ello, y donde fue pública y notoria su falta de capacidad para vencer en los sendos debates precomiciales. De ello resultó que dentro del PRD se desdibujó su posibilidad de contender por cuarta ocasión como candidato de la izquierda y el elegido interno fue López Obrador, quien además hubo de arrostrar todo un operativo continuo de inhabilitación, descalificación y difamación de parte del gobierno de Fox y de la derecha y los poderes fácticos, que culminó con el fraude que ahora millones de mexicanos repudian.

En el ámbito de AMLO nadie ha respondido ni media palabra al señor Cárdenas Solórzano. Pese a esa carta, han respetado su “derecho a disentir, a pensar diferente”. Más bien se ocupan de la siguiente etapa de la lucha. Para ello han impedido la desmovilización de los otros dos partidos de la Coalición por el Bien de Todos (el del Trabajo y el de Convergencia por la Democracia), quienes juntos harán causa común en el ámbito legislativo para reformar las instituciones, y para ello se han coaligado en el Frente Amplio Progresista por el Bien de Todos (FAP), además de decidir crear el gobierno alterno, que será itinerante con sede en la capital de la República.

El espíritu que campea en el lado obradorista fue resumido de manera muy inteligente por Porfirio Muñoz Ledo, en un extraordinario discurso la tarde del viernes 15 en el Zócalo, en la última “asamblea informativa”, frente a López Obrador y con la plaza atestada de participantes: “¡No vamos a levantarnos en armas, vamos a levantarnos en almas, porque esta es una revolución de las conciencias!” E igualmente: “No vamos a celebrar un abrazo de Acatempan, ni a celebrar ningún Plan de Iguala; no vamos a permitir una simulación de imperio disfrazado de República. Vamos a construir la Cuarta República Mexicana: ¡independencia, reforma, revolución y transformación democrática!”, en clara alusión a las repúblicas surgidas de los movimientos de 1810-24, 1857-67, 1910-17 y el de este 2006.

pojulio2@prodigy.net.mx

En rebeldía, López Obrador traspone el Rubicón

Por: Salvador del Río
Opinión México

Proclamado “presidente legítimo” por más de un millón de personas reunidas en la Plaza de la Constitución de la ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador ha transpuesto el Rubicón (1). Sin aparente camino de retorno, en la nueva fase de su lucha en contra de la designación de presidente electo a favor del conservador Felipe Calderón, el movimiento del izquierdista Andrés Manuel López Obrador tiene ante sí la tarea de mostrar el alcance de la protesta popular y profundizarla hasta alcanzar el cambio total del sistema de gobierno de México por una sociedad más justa.

El ex candidato de la coalición encabezada por el Partido de la Revolución Democrática convocó, ante la Convención Nacional Democrática en el Zócalo capitalino, a la creación de una cuarta República, evocando los sistemas que siguieron a las promulgaciones de la constituciones de 1824, 1857 y 1917. La decisión arrancada a la multitud en la asamblea que siguió a la celebración oficial del 16 de septiembre para conmemorar el inicio de la lucha por la independencia en 1810 plantea dos rutas a seguir: una extra jurídica con la integración de un gobierno paralelo al que debe tomar posesión oficial el próximo primero de diciembre encabezado por Felipe Calderón y otra dentro de la legalidad con la creación de un Frente Amplio Progresista, autorizado por el reglamento del Instituto Federal Electoral como una coalición de partidos y organizaciones políticas en períodos entre comicios.

En el primer caso, se plantea la transición de la resistencia civil ejercida mediante la ocupación del Zócalo, las avenidas Madero y Juárez y el Paseo de la Reforma, que ya cesó, a una postura de abierta rebeldía a las instituciones equivalente a una revolución sin armas. El nombramiento de un presidente al margen del resultado oficial de las elecciones constituye sin duda un acto fuera de la ley cuyas consecuencias pueden ser la proscripción y la adopción de medidas por parte del gobierno para contenerlo, o el triunfo de la causa si el movimiento popular que lo respalda se mantiene y se acrecienta hasta lograr la meta de un cambio total en el régimen establecido mediante una nueva Constitución. Cuando la Convención convoque a un congreso constituyente, el movimiento de López Obrador estará en posibilidades de consumar una transformación similar a las revoluciones de independencia, la liberal de 1857 y la surgida de la Revolución Mexicana con la aprobación de la actual Carta Magna. La fecha escogida para la toma de posesión de López Obrador como presidente “legítimo”, el 20 de noviembre próximo, es significativa por coincidir con el aniversario del comienzo del movimiento social en 1910.

Como todos los cambios que han desembocado en una transformación constitucional de la sociedad, el propuesto por López Obrador enfrentará la oposición del aparato gubernamental.
Para triunfar requerirá de un respaldo de amplias capas de la población capaces de doblegar la reticencia oficial, con una dimensión extensa y una actividad permanente y firme, pues de lo contrario el apoyo se debilitará hasta una posible extinción. El mantenimiento de la coalición integrada para las elecciones por los partidos de la Revolución Democrática, del Trabajo y Convergencia, asegura en cierta forma la parte legal de las acciones, a las que se unirán otras organizaciones; al mismo tiempo, la movilización anunciada por López Obrador comenzando en esta semana por el apoyo al candidato al gobierno de su estado natal, Tabasco, busca mantener viva esa movilización.

Por cuanto hace a la organización de la Convención y de los trabajos para la convocatoria a un congreso constituyente, López Obrador anunció el sábado mismo, ante los asistentes a la asamblea del Zócalo, la integración de comisiones en la que figuran antiguos luchadores sociales, miembros de partidos de izquierda e intelectuales como la escritora Elena Poniatowska o Rosario Ibarra de Piedra, quien ha sostenido una larga batalla en demanda de la aparición de su hijo, detenido en 1973 por su participación en las guerrillas urbanas de esos años.

En la nueva fase de su movimiento, López Obrador se refiere a la continuación de una lucha histórica entre bandos opuestos: centralistas y federalistas en la época de la independencia, liberales y conservadores en la Reforma y ahora derechistas y progresistas. Plantea así una división en la que es de preverse la delimitación más profunda de los campos políticos en la sociedad mexicana: el aparato gubernamental, respaldado por buena parte de las fuerzas económicas y un amplio sector de los medios de comunicación, combatirá las acciones de López Obrador y éste tendrá la oportunidad de apoyarse en los grupos más desposeídos. La situación del país como resultado de las políticas neoliberales de los tres últimos gobiernos -dos del Partido Revolucionario Institucional y uno de Acción Nacional- ha generado el incremento en el número de pobres, estimado en más de 60 millones en una población de 105 millones. La pretensión gubernamental que afirma haber logrado la estabilidad financiera en la macroeconomía, se cimbra con las cifras del desempleo y la economía real de los hogares, en constante deterioro.

Es en esas circunstancias que el país entra en un proceso de enfrentamiento que pudo haberse evitado si el gobierno y las instituciones electorales hubieran aceptado el recuento voto por voto, casilla por casilla, demandado por la Coalición que sostuvo la candidatura de López Obrador, y después si el tribunal federal electoral hubiera determinado la anulación de las elecciones ante las evidencias, reconocidas explícitamente por el organismo, de irregularidades antes y durante los comicios, las más graves cometidas por el propio presidente Vicente Fox, que ameritaban la nulidad.

Más allá del Rubicón marcado por el desconocimiento absoluto de Felipe Calderón como presidente electo de su eventual toma de posesión, López Obrador se adentra, como el emperador romano, en terreno desconocido y hasta ahora impracticado; responde con un reto que puede transformar de raíz a la sociedad actual o fracasar ante la reacción del sistema imperante.

Nota:1) El Rubicón es un río del norte de Italia, que en la antigua Roma, era importante pues se lo consideraba el límite entre la provincia romana de Gallia Cisalpina y la capital romana. La ley romana prohibía a cualquier general cruzarlo con un ejército preparado, protegiendo de esta forma a la república de una amenaza militar interna. Cuando Julio César lo atravesó en el año 49 antes de Cristo, persiguiendo a Gnaeus Pompeius Magnus, rompió la ley e hizo inevitable el conflicto armado. En ese entonces Julio César pronunció la frase “la suerte está echada”. Actualmente, “Cruzar el Rubicón” puede ser interpretada como tomar una decisión de enorme trascendencia en la vida.

Algunas tareas urgentes de la CND

Guillermo Almeyra*

Con la CND se pasa de la resistencia a la combinación entre ésta y la refundación de las instituciones y del Estado cambiando la relación de fuerzas entre las clases.

El rechazo al gobierno espurio y a su seudopresidente impuesto por un fraude descomunal, y el nombramiento de un presidente legítimo pero no legalmente reconocido, con un gabinete paralelo al oficial, extienden ahora a todo el territorio nacional la situación de doble poder que se ha instaurado en el estado de Oaxaca, donde la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) controla el territorio, emite bandos de gobierno, ejerce el poder de policía. México tiene ahora -como en otros momentos de su historia- dos gobiernos enfrentados en una lucha que dirimirá, o la represión masiva para que todo "vuelva al orden" o, por el contrario, la extensión nacional y profundización de la movilización y la organización de los sectores populares que se oponen al gobierno de la derecha.

Los desenlaces pueden ser, respectivamente, una dictadura del imperialismo y del gran capital o la convocatoria a una asamblea constituyente que reorganice el país. A diferencia de las anteriores, ésta no sería convocada desde arriba por las fuerzas políticas, sino por un gran movimiento de masas compuesto por miles de comités y asambleas populares en cada estado o región, ya que el movimiento social actual -el más importante y extenso desde los años 30- no depende del Partido de la Revolución Democrática (PRD), y mucho menos de la dirección del mismo, sino que se apoya en ese partido y en sus aliados, pero va mucho más allá de ellos.

En realidad, con la convención nacional democrática (CND) nace un gran frente social amplio de salvación nacional, compuesto por partidos y sectores que se mueven en las instituciones actuales, pero también por sindicatos, organizaciones campesinas, indígenas, ONG, grupos populares y de intelectuales que buscan cambiar el marco institucional. A la reorganización de México se une así la resistencia y la oposición dentro del sistema y se superponen, en geometría variable, objetivos, fuerzas, programas. El gobierno espurio tiene a su favor el apoyo del imperialismo y del gran capital extranjero y nacional, que controla y explota el país, más el de la jerarquía eclesiástica, así como el conservadurismo pasivo de la mayoría de la población (quienes se abstuvieron, quienes votaron por el PAN, quienes lo hicieron por el PRI o el Panal). Pero sus intenciones represivas y fascistoides van más allá del conservadurismo y esa endeble mayoría pasiva podría desvanecerse si da, como inevitablemente tiende a dar, un paso en falso (IVA sobre medicinas y alimentos, destrucción de la legislación laboral, importación libre de maíz y de frijol subvencionados por Estados Unidos, privatización de Pemex o de la sanidad, represión brutal y masiva).

La CND podría disolver como nieve al sol esa mayoría conservadora que existe en el interior si no se limita a dar el apoyo plebiscitario a Andrés Manuel López Obrador o a la mera oposición institucional sino, por el contrario, llegase a unir la lucha por el respeto al voto, a la voluntad popular, a la ley y la Constitución con las reivindicaciones concretas y de clase de cada sector y de cada localidad. Porque no hay una barrera divisoria entre la reorganización democrática del territorio, en asambleas, para resolver el problema del agua, de la contaminación, de los drenajes, de los salarios, del caciquismo o de la falta de trabajo, de recursos o de insumos para la producción -todos los cuales son problemas democráticos- y la lucha por la democracia, contra la corrupción de los gobernantes y de sus instituciones. Sin democracia no hay justicia, sin justicia no hay agua ni libertad, trabajo o salarios dignos, educación o derechos indígenas.

La gran asamblea inicial del 16 que nombró al presidente legítimo, por lo tanto, debería continuar con miles de asambleas populares y de comités locales que concienticen a sus conciudadanos y, a la vez, organicen el doble poder local. Esos comités elaborarán los cuadernos de reivindicaciones, los programas locales que, como arroyuelos, confluirán en los puntos comunes esenciales de un gran programa común que dará contenido a un enorme torrente social. Es necesario, al mismo tiempo, ganar apoyo y legalidad a escala internacional con una gira que visite las capitales principales, aísle al usurpador, obtenga el apoyo de los trabajadores, sus organizaciones y de los pueblos. Esa gira debería continuar por todas las capitales de los estados y las principales ciudades creando frentes sociales y comités locales, que resuelvan, organicen, renueven sus dirigentes, revocándolos si fuera preciso, y creen miles de nuevos líderes y cuadros, no forzosamente coincidentes con los que fueron elegidos con vistas a las elecciones.

Eso podría recuperar lo que hay de válido en la otra campaña, o sea, el llamado a la autorganización y, en la defensa de los presos de Atenco -como plantea ya el PRD mexiquense- o de la lucha de Oaxaca y acercar a quienes, en esa otra campaña, no hayan sido cegados por el sectarismo. El frente opositor creado en el Congreso debería servir y apuntalar esta movilización proponiendo proyectos de ley que impongan la revocación de los mandatos parlamentarios, la reducción a la mitad de los sueldos de presidente, secretarios y congresistas, el reconocimiento de los derechos indígenas, un aumento general masivo de salarios para desarrollar el mercado interno. La CND debe cambiar el país a partir de la voluntad de lucha de millones de mexicanos y de sus necesidades y reivindicaciones. Como en Bolivia, la constituyente sólo podrá ser el resultado del movimiento social y del respeto por el resultado electoral real.

* Profesor-investigador de la UAM-Xochimilco

HUGO CHAVEZ NO RECONOCERA AL GOBIERNO DE FELIPE CALDERON.

(Cortesia de radioaporrea)

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PROTESTAN EN ESPAÑA CONTRA FOX POR FRAUDE ELECTORAL

EL REPLIEGUE DEL EJERCITO ANTE LAS PROTESTAS DE LA GENTE



















OTRAS PERSPECTIVAS DE LA CND










PALABRAS DE AMLO EN LA CND

RESOLUTIVOS DE LA CND


 
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