Cambiemos a México

miércoles, octubre 11, 2006

Conceptos del cuarto poder

Jorge Eugenio Ortiz Gallegos
11 de octubre de 2006

Desde distintos ángulos es considerado un cuarto poder la fuerza que da sentido al orden necesario de los llamados tres poderes. Los poderes sociales, o sea, los órganos de que se compone la sociedad en una concepción integral son: el poder político, el poder económico y el poder espiritual.

Debe advertirse que la sociedad de nuestros días está muy lejos de la concepción de los tres poderes, por lo tanto no se concibe un cuarto poder desde el punto de vista sociológico que pudiera armonizar y ser la llave ideal para el bienestar de la sociedad.

La concepción de la sociedad constituida con los tres poderes ha sido eliminada realmente a lo largo de los tiempos por poderes políticos o sociales, con una tendencia muy marcada a la concentración de la soberanía y al monopolio de alguno de ellos.

José María Morelos, en el siglo XVIII, habló de los tres poderes que componen el Estado: el legislativo, el ejecutivo y el judicial. Y pronosticaba que cuando uno de los tres no trabaje en armonía con los otros, sino que le tome delantera a los campos de los otros poderes, entonces nace la dolencia social que puede ser lo mismo la guerra, el monopolio, que el padecimiento de las comunidades.

En la concepción medieval al Estado se le atribuía la coordinación de las actividades sociales que componen a la nación y la cooperación entre las diferentes clases. Así concurrían el poder económico y el político en sindicatos, en los consejos profesionales o en los corporativos, para organizar la economía de la nación, insertándola en el cause general del Estado. Al poder espiritual le correspondía la dirección de la vida moral y religiosa que debía ser presidida por la Iglesia.

Desde Montesquieu (1689-1755) se oyó hablar de los tres poderes, del concepto que influiría en la mente de nuestro gran héroe de la Independencia, don José María Morelos, y por eso se disociaron los poderes político, económico y espiritual. Fue el proceso del pensamiento que colocó al individuo frente al Estado con la supresión de todos los grupos intermedios, la familia, la escuela, el sindicato, etcétera, que representaban la múltiple expansión de la persona humana y el variado fundamento de su vida social.

El liberalismo hizo del Estado un órgano estrictamente político, entregando la vida económica y la espiritual de la nación al puro arbitrio individual, afirmando que la armonía necesaria surgiría forzosamente de la libre concurrencia de las diferentes actividades. Pero el resultado fue la desconexión de las actividades que quebró toda unidad social, puesto que el poder económico se desarrolló de manera considerable pero anárquica, guiado tan sólo por el interés individual del momento.

El desequilibrio social que azota como un permanente huracán todos los territorios ocupados por el hombre, ha sido sin duda la exclusión del sentido de la finalidad de la vida del hombre y de las sociedades.

El liberalismo fue el que formó una filosofía burguesa e individualista calificándola como un fenómeno de alta prosperidad, de una especie de maquinaria en la economía social, de modo que al cabo de un tiempo las conciencias se han obnubilado en cuanto al verdadero carácter de la vida en general y de la vida social en particular.

El criterio que domina a la sociedad burguesa desde hace varios siglos, es el fenómeno del materialismo capitalista que aparta para el poderoso los grandes beneficios y deja solamente una escasa dotación para que se reparta entre la mayor parte de la población, que es un 70% pobre o simplemente miserable. El capitalismo burgués impide la realización del ideal de la concepción cristiana.

jodeortiz@netra.net


 
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