Cambiemos a México

miércoles, octubre 25, 2006

Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
El verdadero talón de Aquiles de Estados Unidos: su dólar.

Quizá no sea el óptimo momento coyuntural para sentenciar el fin de la era del dólar estadunidense cuando el índice industrial Dow Jones perforó la barrera centenaria de los 12 mil puntos contra todos los amarres gravitatorios que no pueden presagiar, sino un derrumbe estrepitoso ya muchas veces vivido en la historia bursátil de la humanidad.

Un lado inesperadamente positivo de la obscena desinformación de los multimedia de EU es que son tan primitivos (los israelíes y los británicos son más pulcros y sofisticados) que facilitan la verdadera interpretación de los hechos con simplemente escucharlos y leerlos al revés. Bueno, nuestros caricaturescos multimedia mexicanos son tan contradictoriamente ininteligibles, amén de medievales (con sus justas cuan notables excepciones, desde luego), que lo mejor es ni escucharlos ni leerlos porque no aportan nada para el análisis de los actos trascendentales que se despliegan en el planeta.

Toda la mejor mercadotecnia del mundo neoliberal y su demencial propaganda cacofónica no podrán detener la ineluctable caída del dólar que marca como diapasón la decadencia y/o putrefacción (v.g el "síndrome Kamel Nacif" en su Capitolio) de la otrora superpotencia unipolar, como asientan los grandes pensadores del planeta pertenecientes a la misma anglósfera (ver Bajo la Lupa, 18/10/06).

No hace mucho el polémico ex primer de Malasia, Muhamed Mahathir, clamó que la verdadera vulnerabilidad de EU es su alicaído dólar. Por cierto, Mahathir paró en seco la frenética megaespeculación financiera de György Schwartz (alias George Soros) , el encargado por la CIA para descuartizar a los países de Asia y Latinoamérica.

El cada vez más lastimoso empantanamiento de EU en Irak y Afganistán se podrá detectar mejor en las cotizaciones del dólar, a la baja constante, frente al alza irresistible de los binomios petróleo-gas y oro-plata -tesis que no hemos modificado, pese a ciertas flagrantes fluctuaciones electoreras en Wall Street.

Frederick William Engdahl (FWE), connotado geopolitólogo y economista, abordó la "crisis del sistema dólar de EU" en una conferencia internacional en Feldkirch, Austria, dos años después del 11/9, tema que vuelve a manejar para preparar a los sagaces mortales (14/10/06).

Su libro Un siglo de guerra: política petrolera angloestadunidense y el Nuevo Orden Mundial es indispensable para entender la característica geopolítica del "oro negro". Está por lanzar su nueva obra: Las semillas de la destrucción, que alerta sobre la "agenda oculta de los organismos genéticamente modificados", y que causará fuertes trémulos por exhibir la penúltima carta de control global de EU que ya no sabe a qué perfidia recurrir para dominar el planeta y posponer su ineluctable decadencia.

En su ponencia, WFE catalogó al "petróleo, los alimentos y el dinero" como "armas estratégicas", es decir, la postura totalmente opuesta a la insensatez de los neoliberales apátridas "mexicanos", quienes operan más bien como empleados de las franquicias texanas (ya ni siquiera de EU en su conjunto).

Aduce que "EU ya no puede sostener su nivel de deuda", así que ha optado por el unilateralismo y las amenazas militares como política exterior". Cita al octogenario israeli-alemán-estadunidense Alfred Heinz (alias Henry) Kissinger, quien profirió un teorema letal en reminiscencia tanto del apotegma del geopolitólogo británico Halford McKinder sobre el control euroasiático como del tropismo pecuniario: "quien controla la cadena alimentaria controla a la gente; quien controla la energía puede controlar continentes enteros; quien controla el dinero puede controlar al mundo".

A juicio de WFE "el dólar cesó de representar el pilar del sistema global y, al contrario, se convirtió en el corazón de un sistema económico disfuncional que propaga inestabilidad, desempleo, y depresión a todo el mundo". El "sistema dólar" se ha vuelto insostenible desde su desacoplamiento en forma unilateral con el oro en 1971 por Richard Nixon.

Puntualiza el "lavado de dinero" de la banca anglosajona en los paraísos fiscales del Caribe.
Conoce perfectamente el mecanismo geopolítico bajo el cual operan los desregulados (sin vigilancia gubernamental) derivados financieros y los ominosos hedge funds (fondos de cobertura de riesgo) tanto en los paraísos fiscales (off-shore) como en su contabilidad invisible(off-balance sheet), gracias a la alianza del poder político de Washington con el poder financiero de la banca de Nueva York: al considerar que el petróleo, la yugular del mundo industrial, se cotiza en dólares estadunidenses, "descubrieron que podían ejercer mayor poder a través de su endeudamiento, lo cual se volvió un problema para sus acreedores"--clásica mentalidad de los mercaderes de bazares medio-orientales.

Realiza el recuento de daños del "primer choque petrolero" de 1974 (justamente con Henry Kissinger en el poder) mediante el "incremento del petróleo en un 400 por ciento": el "dólar triunfaba" mientras se disparaba el desempleo y sus competidores geoeconómicos "Alemania y Japón eran devastados junto a todo el mundo".

Desde el desacoplamiento del patrón-oro en 1971, el dólar propició la inflación mundial: al haberse expandido más de 2 mil por ciento (¡así con cuatro dígitos!) en el lapso de 1970 a 2001.

Con 67 por ciento de las reservas de los bancos centrales del mundo en dólares (Nota: alrededor de 2.6 millones de millones de dólares), "EU ha proseguido en forma deliberada una política de déficit comercial y presupuestal de negligencia benigna en las pasadas dos décadas con el fin de sujetar al mundo a una dependencia con el sistema dólar, como su único impresor, en conjunción con el FMI, el BM, la OMC y George Soros". Cabe destacar que en forma supina el Banco de México detenta más reservas que el mimo EU, en la fase aciaga del cordobista Ortiz Martínez.

Lanza un axioma geofinanciero: "mientas EU sea la única superpotencia unipolar, el mundo aceptará los dólares inflados en pago por sus mercancías". Lo más relevante: "el dólar avasalla a los demás debido a que el sistema mundial de pagos, y en forma más importante el mercado mundial de capitales -acciones, bonos, derivados- son mercados dolarizados", cuando la "globalización de facto es una palabra codificada de la dolarización". Su "perversidad" radica en que Washington "ha tenido éxito en que los países superavitarios invierten sus propios ahorros y se hayan convertido en los acreedores de EU mediante la compra de sus Bonos del Tesoro.
¡Los países asiáticos, como Indonesia, exportan capitales a EU en lugar de ser al revés!". Así, "EU está seguro de que sus socios comerciales estarán obligados a comprar siempre más de la deuda estadunidense para prevenir el colapso del sistema monetario mundial. El sistema dólar ha operado una alquimia en reversa. ¡Las deudas de EU son los activos del resto del mundo, la base de su sistema de crédito!"

Concluye que finalmente EU ha sido atrapado en las redes que tejió y la guerra que libra en Irak es producto de su debilidad económica más que de su fortaleza militar.


 
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