Cambiemos a México

miércoles, septiembre 27, 2006

Itinerario Político

Ricardo Alemán
27 de septiembre de 2006

Oaxaca; hora cero

Al parecer la decisión fue tomada y, salvo imponderables de última hora, es inevitable una solución de fuerza.

En el camino

La crisis política, social y de ingobernabili- dad que se vive en Oaxaca llegó ya a una ruta sin retorno. Es cuestión de días para que se ordene el despliegue de la fuerza pública federal y estatal, para restablecer el orden en la capital oaxaqueña. Al parecer la decisión ya fue tomada y, salvo imponderables de última hora -como la proximidad del 2 de octubre-, es inevitable una solución de fuerza.

En la casa presidencial y en la Secretaría de Gobernación se habría llegado a la conclusión de que son inútiles los esfuerzos de una solución negociada, sobre todo ante lo "gelatinoso" del grupo más beligerante -la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (APPO)-, cuyos dirigentes han sido rebasados por grupos aún más radicales, que han convertido el centro de la capital oaxaqueña en una zona "liberada", verdadero ensayo de guerrilla urbana en formación.

El pasado miércoles señalamos aquí que "desde hace varias semanas están listos los operativos para que (en Oaxaca) intervenga la fuerza pública federal; se tienen identificados los focos rojos, a los incitadores; probados los delitos por los que serían encarcelados y diseñada una operación quirúrgica". Hoy se sabe que esa "operación quirúrgica" sería orientada sobre todo a los integrantes de la APPO, que es el grupo más radicalizado y que, incluso, se ha separado del magisterio.

También se sabe que desde el gobierno federal se hacen intentos por desvincular de la crisis y de la respuesta oficial de fuerza al magisterio de la sección 22 -grupo magisterial que es considerado por la APPO como traidor al movimiento-, que es el grupo social de mayor fuerza, mayor capacidad de respuesta, más organizado, pero que ha sido arrastrado por la APPO a un callejón sin salida.

El domingo pasado regresamos al tema y confirmamos que el gobierno de Fox determinó que por ningún motivo participaría en un acuerdo para negociar la salida del gobernador Ulises Ruiz, a cambio de la normalidad social y política en Oaxaca, y que realizarían los últimos esfuerzos para encontrar una salida negociada. Si en un tiempo razonable no existía una solución, "el gobierno saliente pagará los costos" de una intervención de fuerza.

El tiempo se habría agotado, y el paso siguiente en la estrategia oficial sería buscar un consenso entre los centros reales de poder -y para ello las reuniones de gobernadores del PRI con el Presidente Fox-, y encuentros del secretario Carlos Abascal con representantes empresariales, de iglesias y medios de comunicación, y acercamientos del presidente electo con sectores de influencia real en Oaxaca. La estrategia es avanzar en una solución de fuerza, cuidar que no se produzcan excesos y menos aún abusos de poder, pero al mismo tiempo contar con un consenso social e institucional que acompañe la decisión.

En esta estrategia, un elemento esencial sería la disección del conflicto. Es decir, desmontar esa difusa alianza entre la APPO y el rijoso magisterio oaxaqueño, desvincular a otros grupos que se han montado por la inercia de la crisis, y "coagular" a lo más radical de la APPO, al amparo de una circunstancia coyuntural como la desmovilización a causa de la marcha que viaja hacia la ciudad de México. En la solución de la crisis y en la disección del conflicto, que deje fuera al magisterio, también se habría recurrido a la "venta de futuros". ¿Qué quiere decir eso? Que, en efecto, no se aceptará que mediante la caída de Ulises Ruiz se resuelva el conflicto -lo que sería un antecedente nefasto para el nuevo gobierno-, pero la permanencia del gobernador de Oaxaca no sería hasta el término de su mandato. En tanto responsable de la gestación del conflicto, deberá asumir su responsabilidad y dejar el gobierno en un tiempo prudente.

Los anteriores son algunos de los escenarios que se tendrían previstos para buscar una solución a una crisis que ha rebasado todos los pronósticos y que cada vez muestran más el rostro de un foco social con careta de guerrilla urbana en gestación. Y precisamente ese es el mayor de los riesgos. Y es que casualmente entre los miembros de la APPO se actúa y responde como si se tratara de un grupo que táctica y estratégicamente respondiera como una guerrilla urbana.

En las últimas horas, y a partir de la lectura de los acontecimientos recientes, los miembros de la APPO han declarado alerta roja -término que identifica una orientación guerrillera-, se trabaja en la elaboración de bombas molotov, en el pertrecho de materiales de combate -de todo tipo, y no se descarta la aparición de armas-, en la elaboración de barricadas y en la delimitación de la "zona liberada", que más que los ideales y los reclamos de justicia, es el territorio a defender por parte de la APPO. El momento no es sólo de alta tensión, sino de alto riesgo para el Estado mexicano y grupos inconformes, en donde la sensatez parece ausente.

En solidaridad con Ricardo Rocha, periodista y amigo, más allá de las posturas a las que cada quien tiene derecho.

aleman2@prodigy.net.mx


 
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