Ambiciosos apresurados
José Luis Piñeyro
30 de septiembre de 2006
La reciente noticia sobre una reunión confidencial en la provincia canadiense de Alberta entre funcionarios civiles y militares de EU y Canadá y personeros de Felipe Calderón, el presidente designado, nos da una idea del posible porvenir para nuestro Estado nación.
Allí se discutieron asuntos sobre la integración energética y comercial contemplada en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), en particular, la privatización-extranjerización de nuestro petróleo y electricidad.
Aunque hubo un categórico desmentido: "Fue una reunión que no tenía absolutamente ningún contexto de negociación ni de vinculación", es inaceptable dada la asistencia de ciertos personajes (George Schultz, ex secretario de Estado con Reagan, y Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush junior; Stockwell Day y Gordon O´Connor, ministros de Seguridad Pública y Defensa de Canadá, entre otros) quienes no se reúnen para platicar generalidades.
Los aliados externos del presidente designado están ansiosos de impulsar una mayor integración subordinada y dependiente (comercial, financiera, tecnológica y militar) de México vía la ASPAN, dado que "los buenos negocios no pueden esperar" ya que suponen que la estabilidad política está garantizada por la alianza del PANRI, tal como recién señaló la nada ingenua Secretaria de Estado, Condolezza Rice, respecto al fortalecimiento del bipartidismo mexicano.
Al interior, ya empieza el cobro de facturas a Calderón por apoyos electorales, así, la eterna y caciquil líder magisterial Elba Esther Gordillo está apuntada para la Secretaría de Educación Pública y miembros de su partido para donde "la patria los necesite"; los dirigentes de la Confederación de Cámaras Industriales ya entregaron a Calderón su propuesta de política industrial y de política laboral que incluye el "patriótico" pago por horas productivas o productividad y la "flexibilidad" laboral o cancelación de derechos laborales.
De nuevo, el gran empresariado reclama concretar las reformas estructurales prometidas por Fox: la laboral, la fiscal y la energética, de hecho, contrarreformas bajo una perspectiva de fortalecimiento del Estado nación. Implican la supresión de derechos básicos de los trabajadores, el pago de menos impuestos a quienes ganan más y la desnacionalización de los recursos energéticos estratégicos mencionados.
Calderón ha prometido que su programa de gobierno incluirá acciones para enfrentar tres problemas críticos: el combate a la pobreza extrema, la generación masiva de empleos y el fortalecimiento de la seguridad pública.
Como también ha prometido dar continuidad a la política económica, comercial, industrial y financiera, excluyentes en lo social y concentradoras del ingreso y la riqueza, pasivas y delegativas en lo político y depredadoras de recursos naturales, o sea, no son incluyentes, redistributivas, participativas y autosustentables. Esos tres problemas en el mejor de los casos se mantendrán y reproducirán en el escenario nacional y lo más probable es que aumentarán como fenómenos estructurales del capitalismo de compadres predominante en México.
Principal peligro para la seguridad nacional mexicana es la persistencia de la dominación oligárquica transnacional y nacional (gran empresariado exportador/importador, tecnocracia política partidista y monopolistas mediáticos) y la integración subordinada y dependiente a Estados Unidos. La lucha política futura va a ser ideológica antioligárquica, una disputa por las mentes y los corazones de la adormecida nación para despertar la razón y la pasión ciudadana.
Como bien apunta el ex senador del Partido Acción Nacional Javier Corral Jurado (EL UNIVERSAL 26/09/06) al hablar de la fracción oligárquica mediática: "El daño para el país del acuerdo ampliado con la alianza TelmexTelevisa-Tv Azteca es enorme de cara al futuro", y lo planteado para América Latina es igual de válido para México: "Se está erigiendo la dictadura internacional más expoliadora de cualquier época".
La resistencia social contra la aplanadora mediática sintetizada en la conformista y paralizante frase: "No hay de otra", política económica, social, etc. va a ser larga. El Frente Amplio Progresista requiere incorporar al mayor número de organizaciones y mexicanos preocupados por mejorar las condiciones de vida de la nación y cambiar las funciones de las instituciones del Estado oligárquico. Apresurémonos a la batalla organizativa y por la democracia sustantiva y participativa y no sólo electoral. Sonríe, ¡sí se puede!
jlpineyro@aol.com
Profesor investigador de la UAM-A
José Luis Piñeyro
30 de septiembre de 2006
La reciente noticia sobre una reunión confidencial en la provincia canadiense de Alberta entre funcionarios civiles y militares de EU y Canadá y personeros de Felipe Calderón, el presidente designado, nos da una idea del posible porvenir para nuestro Estado nación.
Allí se discutieron asuntos sobre la integración energética y comercial contemplada en la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), en particular, la privatización-extranjerización de nuestro petróleo y electricidad.
Aunque hubo un categórico desmentido: "Fue una reunión que no tenía absolutamente ningún contexto de negociación ni de vinculación", es inaceptable dada la asistencia de ciertos personajes (George Schultz, ex secretario de Estado con Reagan, y Donald Rumsfeld, secretario de Defensa de Bush junior; Stockwell Day y Gordon O´Connor, ministros de Seguridad Pública y Defensa de Canadá, entre otros) quienes no se reúnen para platicar generalidades.
Los aliados externos del presidente designado están ansiosos de impulsar una mayor integración subordinada y dependiente (comercial, financiera, tecnológica y militar) de México vía la ASPAN, dado que "los buenos negocios no pueden esperar" ya que suponen que la estabilidad política está garantizada por la alianza del PANRI, tal como recién señaló la nada ingenua Secretaria de Estado, Condolezza Rice, respecto al fortalecimiento del bipartidismo mexicano.
Al interior, ya empieza el cobro de facturas a Calderón por apoyos electorales, así, la eterna y caciquil líder magisterial Elba Esther Gordillo está apuntada para la Secretaría de Educación Pública y miembros de su partido para donde "la patria los necesite"; los dirigentes de la Confederación de Cámaras Industriales ya entregaron a Calderón su propuesta de política industrial y de política laboral que incluye el "patriótico" pago por horas productivas o productividad y la "flexibilidad" laboral o cancelación de derechos laborales.
De nuevo, el gran empresariado reclama concretar las reformas estructurales prometidas por Fox: la laboral, la fiscal y la energética, de hecho, contrarreformas bajo una perspectiva de fortalecimiento del Estado nación. Implican la supresión de derechos básicos de los trabajadores, el pago de menos impuestos a quienes ganan más y la desnacionalización de los recursos energéticos estratégicos mencionados.
Calderón ha prometido que su programa de gobierno incluirá acciones para enfrentar tres problemas críticos: el combate a la pobreza extrema, la generación masiva de empleos y el fortalecimiento de la seguridad pública.
Como también ha prometido dar continuidad a la política económica, comercial, industrial y financiera, excluyentes en lo social y concentradoras del ingreso y la riqueza, pasivas y delegativas en lo político y depredadoras de recursos naturales, o sea, no son incluyentes, redistributivas, participativas y autosustentables. Esos tres problemas en el mejor de los casos se mantendrán y reproducirán en el escenario nacional y lo más probable es que aumentarán como fenómenos estructurales del capitalismo de compadres predominante en México.
Principal peligro para la seguridad nacional mexicana es la persistencia de la dominación oligárquica transnacional y nacional (gran empresariado exportador/importador, tecnocracia política partidista y monopolistas mediáticos) y la integración subordinada y dependiente a Estados Unidos. La lucha política futura va a ser ideológica antioligárquica, una disputa por las mentes y los corazones de la adormecida nación para despertar la razón y la pasión ciudadana.
Como bien apunta el ex senador del Partido Acción Nacional Javier Corral Jurado (EL UNIVERSAL 26/09/06) al hablar de la fracción oligárquica mediática: "El daño para el país del acuerdo ampliado con la alianza TelmexTelevisa-Tv Azteca es enorme de cara al futuro", y lo planteado para América Latina es igual de válido para México: "Se está erigiendo la dictadura internacional más expoliadora de cualquier época".
La resistencia social contra la aplanadora mediática sintetizada en la conformista y paralizante frase: "No hay de otra", política económica, social, etc. va a ser larga. El Frente Amplio Progresista requiere incorporar al mayor número de organizaciones y mexicanos preocupados por mejorar las condiciones de vida de la nación y cambiar las funciones de las instituciones del Estado oligárquico. Apresurémonos a la batalla organizativa y por la democracia sustantiva y participativa y no sólo electoral. Sonríe, ¡sí se puede!
jlpineyro@aol.com
Profesor investigador de la UAM-A
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