Cambiemos a México

jueves, octubre 26, 2006

ENLACE: La tragedia de Oaxaca

María Luisa Arredondo
26 de octubre de 2006

Dos elementos han marcado el estilo de gobierno del presidente Fox: su incapacidad para ejercer el poder y sus declaraciones risibles. El conflicto de Oaxaca es un típico ejemplo de ello.

Fox insiste en que solucionará el problema del estado sureño al igual que lo hizo con los casos de San Salvador Atenco y del EZLN, lo que llevaría a deducir que entonces no resolverá nada.

En el primer caso, el presidente dio marcha atrás a su proyecto de construir un nuevo aeropuerto para la Ciudad de México ante la presión de un aguerrido grupo que lo enfrentó a machetes.

Y en el segundo, hasta la fecha los zapatistas no han levantado su declaración de guerra contra el Estado mexicano, pese a que Fox había prometido en su campaña que arreglaría el problema en 15 minutos.

Hoy, a escasos 35 días de que deje Los Pinos, es difícil pensar que Fox podrá resolver el conflicto de Oaxaca, al que insiste en llamar "local", como si ese estado —por estar lejos del centro y tener un alto nivel de pobreza— no fuera parte de la federación que preside.

A Fox habría que recordarle que el origen de la crisis se debió a que su gobierno trató de escatimarle a los maestros de la Sección 22 el justo aumento salarial que pedían con base en el argumento de que no disponía de 115 millones de pesos.

Ahora resulta que siempre sí había dinero, pero el conflicto podría costar 45 mil millones o más por las cuantiosas pérdidas que ha ocasionado la toma del centro histórico de la ciudad por parte de los maestros huelguistas y rebeldes de la APPO, sin contar con la pérdida de vidas humanas y el crimen de que, por más de cuatro meses, alrededor de 1.4 millones de niños estén sin clases.

El régimen de Fox, sin embargo, no es el único responsable del drama interminable en que se ha convertido Oaxaca. Gran parte de la crisis política se debe al ejercicio abusivo del poder de Ulises Ruiz, el gobernador priista del estado que decidió usar la fuerza pública para reprimir a los maestros y que ahora se aferra a un cargo para el que ya no tiene autoridad alguna.

En el conflicto también tienen gran responsabilidad los senadores del PRI y del PAN que se han aliado para impedir que Ruiz caiga señalando que no procede la declaración de poderes en Oaxaca, como si no fuera claro que el estado se encuentra sumido en el caos y la ingobernabilidad. Y si, como señalaron, ellos no cuentan con la facultad jurídica para hacer tal declaración, al menos se hubieran tomado la molestia de señalar a quién compete esa obligación.

Finalmente no se puede dejar de señalar que entre los maestros y miembros de la APPO existen elementos extremadamente radicales más interesados en desestabilizar al estado que en la conquista de demandas justas.

En vista de que para solucionar este conflicto se requieren líderes con visión, capacidad de diálogo y, sobre todo, voluntad política, todo indica que Oaxaca pasará a la historia como el asunto pendiente más importante que Fox le hereda a su sucesor.

Comentarios a: maria.arredondo@laopinion.com


 
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