EL IMERIALISMO AMERICANO SE SALE CON LA SUYA
Hussein, condenado a morir en la horca
AFP
05/11/2006
Bagdad. "¡Larga vida a Irak, larga vida a Irak!", repetía sin tregua Saddam Hussein en un vano intento de sofocar la voz del juez Rauf Rachid Abdel Rahman, que pronunciaba el veredicto contra el ex dictador iraquí: la pena de muerte en la horca.
El ex presidente, de 69 años de edad, vestido con una camisa blanca y un traje oscuro, se mostró conmocionado por la sentencia, leída en la sede del Alto Tribunal Penal iraquí, en la fortificada Zona Verde de Bagdad.
Pero a Saddam Hussein parecía preocuparle más la perspectiva de ser ahorcado que la propia muerte. En julio pasado, el ex líder iraquí ya había comunicado su preferencia por ser fusilado.
"¡Alá es más grande que el ocupante!", clamó, mientras agitaba un ejemplar del Corán, luego de que el juez Rauf Rashid pidió a varios guardias de la corte que obligaran a Hussein a ponerse de pie ante el Alto Tribunal Penal iraquí.
"Pónganlo de pie", ordenó el magistrado, mientras el ex líder iraquí rogaba a los guardias: "¡No me tuerzan los brazos, no me tuerzan los brazos!".
Haciendo caso omiso, un guardia del tribunal sostuvo las manos de Saddam Hussein detrás de su espalda mientras Rauf Rashid, gritando más fuerte que el ex presidente iraquí para hacerse escuchar, declaró: "Se debe implementar la pena más severa, la muerte en la horca".
Mientras era conducido de regreso a su silla, con los brazos aún sujetos a la espalda, Hussein exclamó: "¡Larga vida a Irak, larga vida a los iraquíes! Alá es más grande que el ocupante".
Saddam Hussein fue condenado a la horca por su implicación en la muerte de 148 chiítas del poblado de Dujail, al norte de Bagdad, a comienzos de los años 80, tras un juicio marcado por el carácter dudoso de la imparcialidad del tribunal y la naturaleza de la jurisdicción elegida para juzgar los crímenes imputados al antiguo régimen.
Dos de los más estrechos colaboradores de Hussein también fueron condenados a la pena capital, mientras que el ex vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadan, fue sentenciado a cadena perpetua.
Los estatutos del Alto Tribunal Penal iraquí prevén un procedimiento automático de apelación en caso de condena a muerte o cadena perpetua, lo que podría aplazar semanas o incluso meses la ejecución de las sentencias.
El proceso de apelación iniciará el lunes. Saddam Hussein sería ejecutado en un plazo de 30 días a partir de la fecha en que la corte de apelación confirme la condena.
AFP
05/11/2006
Bagdad. "¡Larga vida a Irak, larga vida a Irak!", repetía sin tregua Saddam Hussein en un vano intento de sofocar la voz del juez Rauf Rachid Abdel Rahman, que pronunciaba el veredicto contra el ex dictador iraquí: la pena de muerte en la horca.
El ex presidente, de 69 años de edad, vestido con una camisa blanca y un traje oscuro, se mostró conmocionado por la sentencia, leída en la sede del Alto Tribunal Penal iraquí, en la fortificada Zona Verde de Bagdad.
Pero a Saddam Hussein parecía preocuparle más la perspectiva de ser ahorcado que la propia muerte. En julio pasado, el ex líder iraquí ya había comunicado su preferencia por ser fusilado.
"¡Alá es más grande que el ocupante!", clamó, mientras agitaba un ejemplar del Corán, luego de que el juez Rauf Rashid pidió a varios guardias de la corte que obligaran a Hussein a ponerse de pie ante el Alto Tribunal Penal iraquí.
"Pónganlo de pie", ordenó el magistrado, mientras el ex líder iraquí rogaba a los guardias: "¡No me tuerzan los brazos, no me tuerzan los brazos!".
Haciendo caso omiso, un guardia del tribunal sostuvo las manos de Saddam Hussein detrás de su espalda mientras Rauf Rashid, gritando más fuerte que el ex presidente iraquí para hacerse escuchar, declaró: "Se debe implementar la pena más severa, la muerte en la horca".
Mientras era conducido de regreso a su silla, con los brazos aún sujetos a la espalda, Hussein exclamó: "¡Larga vida a Irak, larga vida a los iraquíes! Alá es más grande que el ocupante".
Saddam Hussein fue condenado a la horca por su implicación en la muerte de 148 chiítas del poblado de Dujail, al norte de Bagdad, a comienzos de los años 80, tras un juicio marcado por el carácter dudoso de la imparcialidad del tribunal y la naturaleza de la jurisdicción elegida para juzgar los crímenes imputados al antiguo régimen.
Dos de los más estrechos colaboradores de Hussein también fueron condenados a la pena capital, mientras que el ex vicepresidente iraquí, Taha Yassin Ramadan, fue sentenciado a cadena perpetua.
Los estatutos del Alto Tribunal Penal iraquí prevén un procedimiento automático de apelación en caso de condena a muerte o cadena perpetua, lo que podría aplazar semanas o incluso meses la ejecución de las sentencias.
El proceso de apelación iniciará el lunes. Saddam Hussein sería ejecutado en un plazo de 30 días a partir de la fecha en que la corte de apelación confirme la condena.
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