¿Qué hará Calderón? (1 de 2)
Escrito por Por Fausto Fernández Ponte
02-10-2006
Asimetrías
I
Millones de mexicanos se inquieren, no sin zozobra, acerca de lo que hará Felipe Calderón --considerado por no pocos un Presidente Electo espurio-- una vez que asuma su investidura.
Esa asunción ocurrirá, según la previsión constitucional, el primer día de diciembre próximo, pero mientras tanto existe un insondable vacío de poder en México.
Ese vacío, empero, no es consecuencia coyuntural de la transición de un gobierno --el que preside Vicente Fox-- a otro, el que encabezaría el señor Calderón.
Ese vacío deviene de los últimos meses del sexenio de Ernesto Zedillo, a raíz de la victoria electoral del señor Fox, quien tomó posesión cinco meses después de la elección.
Menciónese que en ese lapso --casi medio año--, el señor Fox mostró, como presidente Electo, una inepcia y nesciencia tales que anticipaba a los mexicanos cómo sería su gobierno.
Y así fue: ha sido un gobierno ineficiente, sin alcance ni autoridad moral, ni poder real, frívolo, con el añadido grotesco de que se distinguió por una corrupción escandalosa.
Ha sido un gobierno que defraudó esperanzas populares --por lo menos, de quienes lo eligieron-- por su orientación ideológica antisocial y sus desplantes anticonstitucionales.
La orientación ideológica confirmó las sospechas de muchos. En noviembre de 2000, este escribidor apuntó aquí: "El Presidente Fox es el adalid de una plutocracia corrupta".
II
Escribíamos en ese entonces: "Ciertos indicios nos descorren los velos que habían ocultado durante la campaña electoral la verdadera misión del Presidente Electo".
Y esa verdadera misión fue descrita entonces como la de "servir los intereses del gran empresariado local --la oligarquía-- y de los grandes consorcios trasnacionales".
"El gobierno foxista", escribíamos en 2000, "acelerará la cesión inconstitucional de las potestades del Estado mexicano a particulares y consorcios trasnacionales".
Esos consorcios dominaban ya, desde entonces --desde los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y el señor Zedillo-- la vida económica y financiera de México.
Pero fue en este sexenio en el que las trasnacionales --de Estados Unidos y España, sobre todo-- asentaron su dominio y control de la economía y el andamiaje financiero y bancario.
Los asertos de este escribidor causaron irritación en no pocos, incluyendo el dueño de un diario en Xalapa, Ver., quien reprochó vitriólicamente nuestro "antifoxismo".
El tiempo le ha respondido. El señor Fox fue elegido democráticamente, cierto es, pero nos engatusó con un discurso antidiscurso, típico de mercadotecnica.
Y ese discurso cayó bien entre los casi 16 millones de mexicanos que votaron por el señor Fox, dadas las esperanzas --sólo esperanzas-- de que nos rescataría de la crisis.
III
Vana ilusión. Nuestra baja escolaridad cívica y conciencia política nos impidió apoyarnos en la experiencia histórica: los cambios no los hacen héroes salvadores. No.
Los cambios los hacen las masas organizadas. Los pueblos, pues, como lo estamos viendo en este momento. Las masas pueden, incluso, rebasar a sus propios abanderados.
Ese fenómeno sociopolítico se está dando hoy. La movilización popular posee tal energía motivacional y tal potencial revolucionario y fuerza moral que continúa extendiendo su alcance.
Y ese alcance, visto desde una perspectiva de la filosofía del materialismo dialéctico, podría rebasar al propio vanguardismo de Andrés Manuel López Obrador.
La respuesta, sin embargo, ya la habíamos tenido antes de que don Vicente tomara posesión, durante esos cinco largo y estériles meses como Presidente Electo.
Como Presidente Electo, don Vicente exhibió con patetismo arrogante una ignorancia profunda de la cultura del poder y de la historia de México. Alarmó --con razón-- a muchos.
Mostró, por añadidura, carencia de oficio político. Optó por prácticas propias de la derecha ideológica más cerril. Demeritó las luchas históricas del pueblo mexicano.
Y desacreditó, mediante la educación pública, los valores teleológicos que cincelan nuestra identidad mexicana. Y actuó como un presidente al servicio del imperio.
Esa fue su misión, a nuestro ver. Darle rapidez a la inserción orbital de México en los intereses creados del hegemonismo estadunidense. Acentuó el proceso de anexión.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Inepcia: cualidad de necio.
Nesciencia: ignorancia, necedad, falta de ciencia.
Patetismo: cualidad de patéticos.
Teleológico: de teleología, doctrina de las causas finales
Escrito por Por Fausto Fernández Ponte
02-10-2006
Asimetrías
I
Millones de mexicanos se inquieren, no sin zozobra, acerca de lo que hará Felipe Calderón --considerado por no pocos un Presidente Electo espurio-- una vez que asuma su investidura.
Esa asunción ocurrirá, según la previsión constitucional, el primer día de diciembre próximo, pero mientras tanto existe un insondable vacío de poder en México.
Ese vacío, empero, no es consecuencia coyuntural de la transición de un gobierno --el que preside Vicente Fox-- a otro, el que encabezaría el señor Calderón.
Ese vacío deviene de los últimos meses del sexenio de Ernesto Zedillo, a raíz de la victoria electoral del señor Fox, quien tomó posesión cinco meses después de la elección.
Menciónese que en ese lapso --casi medio año--, el señor Fox mostró, como presidente Electo, una inepcia y nesciencia tales que anticipaba a los mexicanos cómo sería su gobierno.
Y así fue: ha sido un gobierno ineficiente, sin alcance ni autoridad moral, ni poder real, frívolo, con el añadido grotesco de que se distinguió por una corrupción escandalosa.
Ha sido un gobierno que defraudó esperanzas populares --por lo menos, de quienes lo eligieron-- por su orientación ideológica antisocial y sus desplantes anticonstitucionales.
La orientación ideológica confirmó las sospechas de muchos. En noviembre de 2000, este escribidor apuntó aquí: "El Presidente Fox es el adalid de una plutocracia corrupta".
II
Escribíamos en ese entonces: "Ciertos indicios nos descorren los velos que habían ocultado durante la campaña electoral la verdadera misión del Presidente Electo".
Y esa verdadera misión fue descrita entonces como la de "servir los intereses del gran empresariado local --la oligarquía-- y de los grandes consorcios trasnacionales".
"El gobierno foxista", escribíamos en 2000, "acelerará la cesión inconstitucional de las potestades del Estado mexicano a particulares y consorcios trasnacionales".
Esos consorcios dominaban ya, desde entonces --desde los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas y el señor Zedillo-- la vida económica y financiera de México.
Pero fue en este sexenio en el que las trasnacionales --de Estados Unidos y España, sobre todo-- asentaron su dominio y control de la economía y el andamiaje financiero y bancario.
Los asertos de este escribidor causaron irritación en no pocos, incluyendo el dueño de un diario en Xalapa, Ver., quien reprochó vitriólicamente nuestro "antifoxismo".
El tiempo le ha respondido. El señor Fox fue elegido democráticamente, cierto es, pero nos engatusó con un discurso antidiscurso, típico de mercadotecnica.
Y ese discurso cayó bien entre los casi 16 millones de mexicanos que votaron por el señor Fox, dadas las esperanzas --sólo esperanzas-- de que nos rescataría de la crisis.
III
Vana ilusión. Nuestra baja escolaridad cívica y conciencia política nos impidió apoyarnos en la experiencia histórica: los cambios no los hacen héroes salvadores. No.
Los cambios los hacen las masas organizadas. Los pueblos, pues, como lo estamos viendo en este momento. Las masas pueden, incluso, rebasar a sus propios abanderados.
Ese fenómeno sociopolítico se está dando hoy. La movilización popular posee tal energía motivacional y tal potencial revolucionario y fuerza moral que continúa extendiendo su alcance.
Y ese alcance, visto desde una perspectiva de la filosofía del materialismo dialéctico, podría rebasar al propio vanguardismo de Andrés Manuel López Obrador.
La respuesta, sin embargo, ya la habíamos tenido antes de que don Vicente tomara posesión, durante esos cinco largo y estériles meses como Presidente Electo.
Como Presidente Electo, don Vicente exhibió con patetismo arrogante una ignorancia profunda de la cultura del poder y de la historia de México. Alarmó --con razón-- a muchos.
Mostró, por añadidura, carencia de oficio político. Optó por prácticas propias de la derecha ideológica más cerril. Demeritó las luchas históricas del pueblo mexicano.
Y desacreditó, mediante la educación pública, los valores teleológicos que cincelan nuestra identidad mexicana. Y actuó como un presidente al servicio del imperio.
Esa fue su misión, a nuestro ver. Darle rapidez a la inserción orbital de México en los intereses creados del hegemonismo estadunidense. Acentuó el proceso de anexión.
ffernandezp@prodigy.net.mx
Glosario:
Inepcia: cualidad de necio.
Nesciencia: ignorancia, necedad, falta de ciencia.
Patetismo: cualidad de patéticos.
Teleológico: de teleología, doctrina de las causas finales
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