Cambiemos a México

sábado, septiembre 16, 2006

"Ni cansadas, ni derrotadas", mujeres oaxaqueñas celebran a su modo fiesta de Independencia.

Hermann Bellinghausen, enviado
15/09/2006 20:32

Oaxaca, Oax. Las mujeres y sus paraguas de colores tomaron este viernes las calles de la ciudad para marchar al centro y celebrar a su modo y tiempo la Independencia de México, episodio de nuestra historia con el cual el movimiento popular oaxaqueño guarda especial afinidad. Reiteraron: “Nuestra única demanda es la salida de ese asesino de Ulises Ruiz”. Y subrayaron: “No creemos en las respuestas de Gobernación”. Esta noche se celebra el “grito popular de Independencia” en este Zócalo, con una fiesta de horas, y el sábado habrá desfiles patrios populares por toda la ciudad.

“Son una desgracia nuestras autoridades”, proclama doña Hortencia en el mitin posterior a la marcha, una auténtica “toma” del centro por la “guerrilla” del mandil y la cacerola. Ella, mujer ya de la tercera edad, asegura: “A mi edad no puedo mentir”. Participó en la toma del canal 9 de televisión el primero de agosto y habló entonces para las pantallas subvertidas. Esta mañana lo hace otra vez: “Fox tiene la obligación de remediar esto sin derramamiento de sangre. Aquí no hay gobernabilidad. Tenemos todo el derecho de decidir nuestros gobernantes”.

Acusa al gobernador: “Abandonó su trabajo. Tiene meses que no está aquí. Ya esta corrido por nosotros. Además se robó el poder desde que llegó”. Pregunta al presidente Vicente Fox: “¿Dónde estaba cuando hubo muertos aquí?”. Y advierte: “Que no traten de meter aquí la fuerza pública, porque sería una desgracia. No dejaremos la lucha. En Oaxaca y en toda la República se van a apoyar en nosotros”.

En impresionante orden, pacíficas pero con palabras que revelan indignación y dolor, caminaron desde las instalaciones de CORTV miles de trabajadoras y estudiantes indígenas y mestizas, ahora organizadas en la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas Primero de Agosto (COMO). Centenares de triquis, mariposas rojas en sus grandes huipiles, y con sombreros de palma en vez de paraguas para el sol, ocupan el centro silencioso de una marcha llena de cantos y voces finas o agudas, que genera ese peculiar ambiente femenino sin la agresividad normal de la testosterona. Y no porque estas amazonas de todas las edades no sean guerrosas y decididas. “Que suben, que bajan, las mujeres no se rajan” proclaman, sugerentes.

“Fuera malditos diputados traidores del pueblo” responde una cartulina rosa fosforecente a la timorata actitud de los legisladores. Ingredientes invisibles de la marcha son el antipaternalismo y la determinación de ser algo más que “acompañantes” de sus esposos e hijos también luchando.

Encabeza la manifestación una olla gigante con el muñeco de Ulises Ruiz puesto a freir. Un letrero: “Las mujeres oaxaqueñas por la liberación de su pueblo”. Una señora carga el retrato oficial enmarcado del gobernador, con algunos añadidos en collage: en su solapa luce la insignia del PAN; a sus espaldas un retratito de Felipe Calderón; en la mano caída, un revólver verde. Y se lee: “Recolección de basura. Policía y PFP”.

Luego de una vuelta completa a la plaza central, las mujeres se detienen en el quiosco para realizar un mitin. Muchas se desparraman a la sombra de los árboles que sobrevivieron la fiebre modernizadora de Ulises Ruiz cuando se estrenaba en el poder el año pasado. El plantón que estaba aquí, no del todo levantado aún, se hizo a un lado y se arrimó a los edificios vecinos toldos, tiendas y mantas. Para permitir el desfile militar este sábado, en caso que lo hubiera. Por más que la APPO y los maestros aligeraron de mantas el quiosco que casi había desaparecido bajo ellas, permanecen muchas. Son el sedimento, las mantas dejadas por capas en alguna de las decenas de marchas y manifestaciones en los cuatro meses recientes.

“No estamos solos” dice la primera oradora. “No vamos a retroceder, compañeros”, añade. El hartazgo y el rechazo al gobierno asoman en cada discurso, cartulina, letanía. “Ya nos tiene hasta la madre” dice un cartel en manos de una mujer de edad media con un rebozo anudado en la cabeza.

Los discursos poseen gran fuerza. Una indígena de Xanica demanda la liberación de sus compañeros Abraham, Noe y Juventino, presos desde hace 20 meses en el penal de Ixcotel sin otra razón que la represión. “Esta es la guerrilla urbana” se lee en un papel sobre su pecho. Lleva terciada una “carrillera” cargada de cucharas, cucharones, palas de cocina y morteros de madera. “Estas son nuestras armas”, señala.

“Basta ya de tanta discriminación. Quieren borrarnos del mapa porque les estorbamos en sus planes trasnacionales. Pero hoy las mujeres indígenas, a pesar del hostigamiento, del miedo en los ojos de nuestros niños, decimos ya basta”. (Sí, suena familiar). En momentos traicionada por las lágrimas, afirma: “Defenderemos lo que tenemos con todo, con garras, con dientes. Así como lloramos cuando se llevaron a nuestros hijos, hoy es por nuestro pueblo”.

Tania, una muchacha de Tuxtepec, habla fuerte y claro; exige la liberación de Catarino Torres Pereda, inexplicablemente recluído en Almoloya. “Detenido de forma ilegal, lo trasladaron inmediatamente a La Palma, una cárcel que fue creada para los sicarios, los ladrones de cuello blanco, los narcotraficantes. El único delito de Catarino es luchar por los derechos de los campesinos en la cuenca de Papalopapan, y la libertad de los presos políticos, como Pedro Castillo Aragón”.

En esta apropiación femenil de la fiesta patrias, sucesivas intervenciones agregan la liberación de Isabel Almaraz, joven madre de Loxicha separada desde hace 4 años de sus hijos pequeños “por pura injusticia”. La esposa de Erangelio Mendoza, otro preso de la APPO y el magisterio, asegura que “nada pone en duda” ya la importancia de la mujer: “Ahora que tenemos la posibilidad de celebrar a los que nos dieron independencia, debemos recordar a la corregidora Josefa Ortiz de Domínguez”, quien ofreció “su propio domicilio” para liberar a México.

Habla también la maestra Florina, viuda de José Jiménez Colmenares, asesinado en una marcha de la APPO: “Su voz fue frustrada por las balas disparadas por francotiradores ubicados en la parte alta de un edificio”, rememora, “a nombre no sólo de mis hijos, de todo el pueblo de Oaxaca”, pues “la única arma que tenemos es la voz, por eso hablo esto”, concluye al dejar el miocrófono.

Así, escudadas en mandiles, paraguas y cacerolas, las mujeres de la COMO confirman a la sombra de una bandera nacional: “Ni cansadas, ni derrotadas, ni nada”.


 
Site Feed