Cambiemos a México

viernes, septiembre 15, 2006

ENLACE: ¿Hacia dónde va AMLO?

María Luisa Arredondo

14 de setiembre de 2006

A una semana de haberse anunciado oficialmente el triunfo de Felipe Calderón en las elecciones del 2 de julio, los mexicanos seguimos más pendientes del perdedor de la contienda, Andrés Manuel López Obrador, que del presidente electo.

Por lo pronto, la expectación está centrada en lo que ocurrirá el 15 de septiembre, cuando se celebre El Grito de Independencia en el Zócalo de la Ciudad de México. Por primera vez en la historia, esta tradición —que data del Porfiriato— podría contar con dos protagonistas: el presidente Vicente Fox y López Obrador quien, como parte de sus actos de resistencia civil contra el resultado de las elecciones, anunció que encabezará una ceremonia paralela a la oficial.

Aunque el vocero de Fox afirma que están dadas las condiciones para que se lleven a cabo las dos ceremonias, el hecho de que AMLO dé El Grito al mismo tiempo que el Presidente constituirá para éste una humillación sin precedente. Es de esperarse que la multitud que acuda ese día al Zócalo —en su gran mayoría seguidores de López Obrador— abuchee a Fox y le eche en cara el haber apoyado indebidamente a Calderón, como las mismas autoridades electorales lo reconocieron.

Pero más allá de lo que ocurra la noche de El Grito, el acto de mayor trascendencia política será la Convención Nacional Democrática a la que López Obrador ha convocado para el 16 de septiembre con el fin de definir el rumbo del movimiento que encabeza. En caso de que todo salga como lo ha planeado, a partir de ese día AMLO podría concretar su sueño de ser nombrado presidente alterno de México por sus seguidores e iniciar la tarea de reformar las instituciones del país a partir de un nuevo orden constitucional.

Si bien la sola idea de formar un gobierno alterno resulta ridícula para muchos, no debe olvidarse que, para llevarla a la práctica, López Obrador cuenta con dos poderosos instrumentos: el apoyo de millones y el PRD, que es la segunda fuerza política del país.

El movimiento de AMLO, sin embargo, está expuesto a numerosos riesgos. El primero, que la gente se canse de respaldarlo en las calles. El segundo, que los perredistas en el poder lo abandonen por razones prácticas. El tercero, que él o sus colaboradores cometan errores estratégicos que les resten credibilidad. Esta semana, por ejemplo, varios dirigentes perredistas tuvieron que desmentir a su propio vocero, Gerardo Fernández Noroña, quien había señalado que AMLO estaba dispuesto a dialogar con Calderón a cambio del recuento de votos y del pacto para una presidencia de transición de tres años.

López Obrador asegura que busca frenar el empobrecimiento del pueblo, rescatar la autonomía del Poder Judicial y modificar el marco electoral para que la democracia deje de ser una farsa. No se puede negar que, al menos en teoría, sus objetivos resultan válidos. Falta ver ahora si tendrá la capacidad para estar a la altura del enorme reto que él mismo se ha impuesto.

Comentarios a: maria.arredondo@laopinion.com


 
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