Cambiemos a México

viernes, octubre 27, 2006

Oaxaca: el fin del principio
EDITORIAL DE EL UNIVERSAL
27 de octubre de 2006

Los maestros oaxaqueños, en paro desde el 22 de mayo, acordaron ayer ¡por fin! reanudar las clases, en lo que se aprecia como el eventual inicio de la solución al grave conflicto que ocasionó severos daños a la educación, la economía, el turismo y la vida política y social de la entidad de menor desarrollo humano de México, después de Chiapas.

La decisión de los maestros permitirá a un millón 300 mil alumnos terminar un ciclo escolar inconcluso, el pasado, en el que les faltaron 34 días, e iniciar el actual, que lleva ya 46 perdidos.

Aunque se vislumbra el fin del problema, los cinco meses de paro y movilizaciones no arrojan un saldo blanco: costaron 11 vidas humanas, agresiones, encarcelamientos, bloqueos, tomas de edificios y medios de comunicación, daños en propiedades públicas y de terceros, y el colapso de la actividad turística, económicamente la principal en la ciudad y el estado de Oaxaca.

Además de la protesta magisterial, eso fue caldo de cultivo para operaciones de otros grupos como la autodenominada APPO y facciones del Ejército Popular Revolucionario (EPR) que habrá que ver cómo siguen su lucha cuando los maestros regresen a las aulas el 30 de octubre.

Además de las erogaciones indispensables para satisfacer las demandas de los maestros, las autoridades federales y locales -en la medida de lo posible- deberán permanecer sensibles a planteamientos políticos y sociales que asomaron la cabeza en medio del caos y que, independientemente de las formas, representan exigencias válidas ante las condiciones de pobreza extrema en el Estado.

El retorno a clases se da a un mes y medio de las vacaciones de invierno, la mejor temporada turística del año. El gobernador Ulises Ruiz, la otra cara del conflicto, entrevistado ayer en EL UNIVERSAL TV/Proyecto 40, afirmó que se abrirían las vías de comunicación en el primer cuadro y se reestablecería el orden público.

Habrá que ver cómo y cuáles serán las imágenes que resulten de esa decisión. Porque el de Oaxaca no es sólo un problema mediático, como llegó a insinuar el cuestionado gobernador; no cabe duda que los medios nacionales e internacionales estarán alertas a la forma en que se proceda para desalojar o levantar los plantones de las calles.

La crisis en Oaxaca y la bárbara violencia de las hordas de narcotraficantes en el país, que este año han asesinado a mil 700 personas, algunas de las cuales fueron decapitadas, han sido imágenes en primeras planas de medios de comunicación de Estados Unidos para advertir a los turistas sobre los peligros de viajar a México.

La recuperación de la buena fama como destino turístico del país será un reto en el próximo gobierno, que define al sector como prioridad. Imposible lograrlo mientras no se restablezcan razonables garantías de seguridad y justicia, no sólo en Oaxaca, sino en muchas otras partes de México en las que parece estar ausente la ley.

Ahora que se otea un principio de solución, hay que sopesar sin embargo los costos de un movimiento político social al que se le permitió desbordarse y de la desazón ciudadana padecida por quienes viven en Oaxaca ante una autoridad federal que se vio más pusilánime que prudente.


 
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