Auto de formal prisión a presos de Atenco
Peleamos versus un monstruo de mil cabezas, la corrupción en México: Hernández Monge
Por: Javier Hernández Alpízar
El 1 de septiembre, a la una de la madrugada, despertaron a las presas y los presos de Atenco en Santiaguito, quienes cumplieron ayer cuatro meses de encierro, para dictarles auto de formal prisión, a pesar de que no fueron identificados por ninguno de los policías que eran 'testigos' en su contra y de que ganaron un amparo. 'Con estos autos de formal prisión', opinó el abogado de los presos Juan de Dios Hernández Monge, del equipo de cinco abogados adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona que defienden a 100 de los presos y procesados de Atenco:
“por desgracia, vuelve a constatarse que el juez de Santiaguito es un juez de consigna. No obstante que ganamos los amparos en contra de los autos de formal prisión del pasado 10 de mayo, el juez de distrito, en lugar de conceder el amparo liso y llano como debería haber hecho, pretende hacer un amparo para efectos.
Y el efecto es que el juez de Santiaguito dictara una nueva resolución en libertad de jurisdicción, o sea, le dice: 'Todo lo que has hecho está mal hecho', pero en lugar de conceder la protección de la justicia en favor de los procesados, simplemente le dice: 'Enmienda tus errores, en libertad de jurisdicción'.
Esto, para nosotros, violenta el artículo 80 de la ley de amparo, la cual establece que, cuando se concede el amparo, el efecto debe ser que se restituye al quejoso el goce de las garantías violadas.
“Sabemos, con toda certeza, que el juez no tiene un solo elemento para probar el cuerpo del delito y menos aún para acreditar la probable responsabilidad de los compañeros.
Porque el ministerio público incurrió en una gran cantidad de errores y omisiones, ya que, entre otras cosas, no individualizó las conductas de los compañeros.
Hace imputaciones genéricas a 'los macheteros' de Atenco, a los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Habla de grupos de 300 personas, de 500 personas, pero nunca individualiza las conductas de los compañeros, y esto es indispensable para que un juez, en justicia, realmente pueda determinar si hay responsabilidad de cada una de las personas acusadas.
En este caso, sin que haya imputaciones directas y categóricas y sin que exista individualización de las conductas, les vuelven a dictar auto de formal prisión. “Sin embargo, vamos a ganar esta batalla. Vamos a sacar libres a los compañeros. Ya ganamos los primeros amparos y van a constituir antecedentes importantes. No obstante que las autoridades del Estado de México pretendan seguir administrando el conflicto, tenemos la certeza de que vamos a ganar al final de cuentas. Porque la razón, el derecho y la justicia nos asisten, y aunque estemos peleando contra ese monstruo de mil cabezas que es la corrupción en México, estamos en la convicción de que vamos a sacar libres a los compañeros.”
Los presos políticos en Santiaguito fueron detenidos los días 3 y 4 de mayo de 2006, en Texcoco y Atenco. La policía estatal mexiquense y la federal preventiva realizaron un operativo de guerra sucia: Primero, en Texcoco, el 3 de mayo, contra campesinos que cultivan y venden flores y contra integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, y luego en Atenco, el 4 de mayo, contra atenquenses que protestaban pidiendo la liberación de los presos políticos y contra integrantes de La Otra Campaña, indígenas, sindicalistas, periodistas independientes, estudiantes, defensores de derechos humanos, médicos, abogados, mujeres, jóvenes que fueron a Atenco en un intento de disuadir a los represores.
Los policías golpearon salvajemente a mujeres y hombres, jóvenes, menores de edad y ancianos. Los torturaron, asesinaron de bala el 3 de mayo a un menor, Francisco Javier Cortés Santiago, y, con un proyectil de gas lacrimógeno, al joven Ollin Alexis Benhumea Hernández, muerto tras más de un mes en estado de coma. A las mujeres las ultrajaron, violaron y torturaron.
Todo esto ha sido documentado por grupos defensores de derechos humanos de México y de diversos países. Los policías detuvieron ilegalmente a 110 personas. La mayoría salieron libres bajo fianza, pero siguen sujetas a procesos penales por cargos inventados, contra los cuales los detenidos y procesados han presentado pruebas de que no participaron en hechos supuestamente delictivos.
Todavía 36 mujeres y hombres siguen presos en los penales de Texcoco, los detenidos recientemente; en Almoloya, tres de los líderes; y la mayoría en Santiaguito, donde un plantón de integrantes de la otra campaña, medios libres, estudiantes, colectivos diversos, desde fuera del penal, les acompaña y alienta. Los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra son conocidos por haber defendido sus tierras de la expropiación que intentaron llevar a cabo el gobierno foxista y el grupo priista de Atlacomulco, quienes proyectaban expulsar a miles de ejidatarios para poner un aeropuerto en 2001.
Además, los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra han sido solidarios con las luchas populares auténticas, como la de La Parota, Guerrero; la defensa de los bosques, en Cuernavaca; los estudiantes de la UNAM; los zapatistas de Chiapas y recientemente con el pueblo oaxaqueño en rebeldía organizado en la Asamblea Popular de Pueblo de Oaxaca.
La represión que cometieron los gobiernos municipal perredista de Texcoco (Nazario Gutiérrez), estatal priísta de Enrique Peña Nieto, y federal panista de Vicente Fox, todavía no termina en sus secuelas violatorias de los derechos humanos. Fue conducida por un heredero de la guerra sucia de los setenta y ochenta, vinculado al Cisen, a Fox, a Madrazo y a Carlos Slim:
Wilfrido Robledo, como han documentado diversos medios libres (Palabras de la Otra, Malaletra, Rabeldía, Canalseisdejulio), además de Proceso.
En estos días, mientras 36 presos siguen purgando condenas sin sustento jurídico en el Estado de México, los gobiernos en México siguen encarcelando gente por luchar por su libertad, como el pueblo organizado y movilizado de Oaxaca, que tiene decenas de presos, desaparecidos, baleados y ha tenido ya algunos muertos.
Peleamos versus un monstruo de mil cabezas, la corrupción en México: Hernández Monge
Por: Javier Hernández Alpízar
El 1 de septiembre, a la una de la madrugada, despertaron a las presas y los presos de Atenco en Santiaguito, quienes cumplieron ayer cuatro meses de encierro, para dictarles auto de formal prisión, a pesar de que no fueron identificados por ninguno de los policías que eran 'testigos' en su contra y de que ganaron un amparo. 'Con estos autos de formal prisión', opinó el abogado de los presos Juan de Dios Hernández Monge, del equipo de cinco abogados adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona que defienden a 100 de los presos y procesados de Atenco:
“por desgracia, vuelve a constatarse que el juez de Santiaguito es un juez de consigna. No obstante que ganamos los amparos en contra de los autos de formal prisión del pasado 10 de mayo, el juez de distrito, en lugar de conceder el amparo liso y llano como debería haber hecho, pretende hacer un amparo para efectos.
Y el efecto es que el juez de Santiaguito dictara una nueva resolución en libertad de jurisdicción, o sea, le dice: 'Todo lo que has hecho está mal hecho', pero en lugar de conceder la protección de la justicia en favor de los procesados, simplemente le dice: 'Enmienda tus errores, en libertad de jurisdicción'.
Esto, para nosotros, violenta el artículo 80 de la ley de amparo, la cual establece que, cuando se concede el amparo, el efecto debe ser que se restituye al quejoso el goce de las garantías violadas.
“Sabemos, con toda certeza, que el juez no tiene un solo elemento para probar el cuerpo del delito y menos aún para acreditar la probable responsabilidad de los compañeros.
Porque el ministerio público incurrió en una gran cantidad de errores y omisiones, ya que, entre otras cosas, no individualizó las conductas de los compañeros.
Hace imputaciones genéricas a 'los macheteros' de Atenco, a los miembros del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Habla de grupos de 300 personas, de 500 personas, pero nunca individualiza las conductas de los compañeros, y esto es indispensable para que un juez, en justicia, realmente pueda determinar si hay responsabilidad de cada una de las personas acusadas.
En este caso, sin que haya imputaciones directas y categóricas y sin que exista individualización de las conductas, les vuelven a dictar auto de formal prisión. “Sin embargo, vamos a ganar esta batalla. Vamos a sacar libres a los compañeros. Ya ganamos los primeros amparos y van a constituir antecedentes importantes. No obstante que las autoridades del Estado de México pretendan seguir administrando el conflicto, tenemos la certeza de que vamos a ganar al final de cuentas. Porque la razón, el derecho y la justicia nos asisten, y aunque estemos peleando contra ese monstruo de mil cabezas que es la corrupción en México, estamos en la convicción de que vamos a sacar libres a los compañeros.”
Los presos políticos en Santiaguito fueron detenidos los días 3 y 4 de mayo de 2006, en Texcoco y Atenco. La policía estatal mexiquense y la federal preventiva realizaron un operativo de guerra sucia: Primero, en Texcoco, el 3 de mayo, contra campesinos que cultivan y venden flores y contra integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, y luego en Atenco, el 4 de mayo, contra atenquenses que protestaban pidiendo la liberación de los presos políticos y contra integrantes de La Otra Campaña, indígenas, sindicalistas, periodistas independientes, estudiantes, defensores de derechos humanos, médicos, abogados, mujeres, jóvenes que fueron a Atenco en un intento de disuadir a los represores.
Los policías golpearon salvajemente a mujeres y hombres, jóvenes, menores de edad y ancianos. Los torturaron, asesinaron de bala el 3 de mayo a un menor, Francisco Javier Cortés Santiago, y, con un proyectil de gas lacrimógeno, al joven Ollin Alexis Benhumea Hernández, muerto tras más de un mes en estado de coma. A las mujeres las ultrajaron, violaron y torturaron.
Todo esto ha sido documentado por grupos defensores de derechos humanos de México y de diversos países. Los policías detuvieron ilegalmente a 110 personas. La mayoría salieron libres bajo fianza, pero siguen sujetas a procesos penales por cargos inventados, contra los cuales los detenidos y procesados han presentado pruebas de que no participaron en hechos supuestamente delictivos.
Todavía 36 mujeres y hombres siguen presos en los penales de Texcoco, los detenidos recientemente; en Almoloya, tres de los líderes; y la mayoría en Santiaguito, donde un plantón de integrantes de la otra campaña, medios libres, estudiantes, colectivos diversos, desde fuera del penal, les acompaña y alienta. Los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra son conocidos por haber defendido sus tierras de la expropiación que intentaron llevar a cabo el gobierno foxista y el grupo priista de Atlacomulco, quienes proyectaban expulsar a miles de ejidatarios para poner un aeropuerto en 2001.
Además, los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra han sido solidarios con las luchas populares auténticas, como la de La Parota, Guerrero; la defensa de los bosques, en Cuernavaca; los estudiantes de la UNAM; los zapatistas de Chiapas y recientemente con el pueblo oaxaqueño en rebeldía organizado en la Asamblea Popular de Pueblo de Oaxaca.
La represión que cometieron los gobiernos municipal perredista de Texcoco (Nazario Gutiérrez), estatal priísta de Enrique Peña Nieto, y federal panista de Vicente Fox, todavía no termina en sus secuelas violatorias de los derechos humanos. Fue conducida por un heredero de la guerra sucia de los setenta y ochenta, vinculado al Cisen, a Fox, a Madrazo y a Carlos Slim:
Wilfrido Robledo, como han documentado diversos medios libres (Palabras de la Otra, Malaletra, Rabeldía, Canalseisdejulio), además de Proceso.
En estos días, mientras 36 presos siguen purgando condenas sin sustento jurídico en el Estado de México, los gobiernos en México siguen encarcelando gente por luchar por su libertad, como el pueblo organizado y movilizado de Oaxaca, que tiene decenas de presos, desaparecidos, baleados y ha tenido ya algunos muertos.
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